Formula 1

Un año clave para el segundo mejor piloto del mundo: Sergio Checo Pérez

Publicado el 31.01.2024  - 12 minutos
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Foto: Angela Weiss, AFP

Por Leonel García Scaffo
@leonelgarcia76

A veces no solo importa estar en el lugar y el momento adecuados; también juegan la compañía y los contactos. Fue en 1997, en el autódromo de Toluquilla­, cerca de Guadalajara, en México­. Se corría una carrera de Indy Lights Panamericana­. Se encontraron dos aficionados al automovilismo: Antonio Pérez Garibay­, un expiloto de cierto destaque en el ámbito nacional devenido representante de conductores, y el empresario e ingeniero Carlos Slim, uno de los tipos más ricos del mundo. Con Antonio estaban dos de sus hijos, dos niños­ que corrían en kart, Antonio de 11 años y Sergio de siete.

Muy resuelto, Pérez Garibay encaró al magnate, que a su vez estaba con uno de sus hijos, un treintañero Carlos Slim Domit que ya miraba al automovilismo como un lugar donde invertir parte de su multimillonaria herencia adelantada, señalándole al más chico de sus vástagos: “Checo un día va a correr en la Fórmula 1, es mejor piloto que Schumacher”. 

El alemán Michael Schumacher, vale recordar, en ese entonces ya había ganado dos de los siete títulos del mundo con los que se retiraría­ y ya era el más firme candidato a ser el sucesor de Ayrton Senna en la principal competencia del mundo. Sergio Checo Pérez­ (en México, Checo suele ser el diminutivo de Sergio) apenas era un chamaco que había sido subcampeón infantil de kart con seis años, que competía —y ganaba— en categoría juvenil a los siete (en ese 1997) y que al año siguiente sería campeón nacional, dando muchas ventajas de edad a sus rivales. Por más promisorio que fuera, era una incógnita absoluta. 

Como sea, Pérez Garibay (que luego se dedicaría­ a la política) resultó muy convincente. Tanto como para que cuando Slim Domit­ creara la escudería Telmex (vitaminizada por la generosa billetera de papá), las dos plazas fueran para Antonio y Checo. El primero, ya retirado del automovilismo, correría con suceso en la categoría Nascar, la más popular y comercial de Estados Unidos. Para el segundo, el futuro le depararía convertirse en el mejor piloto mexicano de la historia, con más que destacados resultados en la principal competencia motriz. Pero como siempre hay un pero, sus detractores, incluso compatriotas suyos, deslizan que más que su talento, fue el apoyo de Slim el verdadero sustento de su butaca en la Fórmula 1.

Eso también es desconocer una realidad, subirse a un monoplaza de la máxima categoría supone hoy una mezcla de dos grandes factores: talento para conducir y banca de sponsors. En algunos casos es notorio el predominio de este último. En el caso de Checo, nacido en Guadalajara el 26 de enero de 1990, si bien la sombra de Slim no puede ocultarse (sería imposible), es injusto achacarle su suceso a los dólares. 

En todo caso, si no tiene más suceso en la Fórmula 1 hay que atribuírselo a otra sombra: su compañero de equipo en la escudería Red Bull, el tricampeón mundial Max Verstappen.

<em>Checo Pérez frena su bólido durante la clasificatoria a la última carrera en Abu Dhabi, en noviembre, donde finalizó en cuarto lugar. Foto: Ali Haider, AFP</em>

Checo Pérez frena su bólido durante la clasificatoria a la última carrera en Abu Dhabi, en noviembre, donde finalizó en cuarto lugar. Foto: Ali Haider, AFP

Enemigo íntimo. Precoz piloto como fue, Checo ascendió rápidamente de categorías: Sky Barber, Fórmula BMW de Alemania, el A1 Grand Prix impulsado desde Dubái, Fórmula 3 británica. A la Fórmula 1 llegó en 2011, en Sauber. En las 13 temporadas que lleva aquí, con pasajes por McLaren, Force India, Racing Point y desde 2021 Red Bull, ha corrido 257 carreras con seis victorias, 32 podios, tres pole position y 11 récords de vuelta. 

Más allá de estos números, su evolución como corredor ha sido notoria. En 2020, todavía corriendo para Racing Point, logró la primera victoria de su carrera y la primera de un mexicano en la Fórmula 1 en 50 años (el último había sido Pedro Rodríguez en 1970). En 2021, ya en Red Bull y con el neerlandés Verstappen­ como compañero, terminó en el cuarto lugar en el mundial. En 2022 quedó tercero. En 2023 obtuvo el puesto de subcampeón mundial. La progresión matemática podría mostrarle un título en su futuro inmediato. Pero en el deporte de alta competencia no siempre dos más dos da cuatro.

Está previsto que el 15 de febrero Red Bull presentará su monoplaza RB20 con el que competirá esta temporada 2024. Verstappen y Checo —cuyo contrato con la escudería austríaca termina a fines de este año— serán sus dos corredores, además de ser los principales candidatos al título. Y como ha pasado históricamente en la Fórmula 1 entre compañeros de equipo (Alain Prost y Ayrton Senna en McLaren, Nelson Piquet y Nigel Mansell en Williams­, Michael Schumacher y Eddie Irvine en Ferrari), las relaciones entre ambos son menos armoniosas que lo aconsejado.

<em>Las relaciones entre Verstappen y Checo —compañeros de equipo en la escudería Red Bull— son menos armoniosas que lo aconsejado. En el Grand Prix de Las Vegas, el alemán salió primero y el mexicano quedó en el tercer lugar. Foto: Angela Weiss</em>

Las relaciones entre Verstappen y Checo —compañeros de equipo en la escudería Red Bull— son menos armoniosas que lo aconsejado. En el Grand Prix de Las Vegas, el alemán salió primero y el mexicano quedó en el tercer lugar. Foto: Angela Weiss

“Hay que hacer caso al equipo y confiar. Ellos tienen más información que yo, pero creo que después de esto es algo que el equipo se tiene que replantear cómo lo estamos manejando, porque si el equipo te da una instrucción, y al final no la respetas, creo que no es lo ideal”, se quejó Checo ante la prensa en marzo pasado. Pese a que había ganado el Gran Premio de Arabia Saudita, su ánimo no era el mejor y no lo ocultaba. Es que pese a que desde los controles le habían pedido por radio a Verstappen que no aumentara la velocidad (era una carrera que Pérez la tenía asegurada) para evitar riegos, el neerlandés lo hizo, sin siquiera responder, solo para arrebatarle al mexicano el récord de vuelta y así obtener un punto extra. Recién empezaba la última temporada y estaba claro que el título sería un mano a mano entre ambos. 

Estos son tiempos mucho más políticamente correctos que en las décadas de 1980 y 1990, cuando las antipatías mutuas no se escondían a nadie. Ninguno de los dos dirá públicamente que la relación es mala, pero hay cosas que son inocultables. A fines de 2022, en el Gran Premio de Brasil, con la temporada ya en su bolsillo, Verstappen se negó a dejarlo pasar a Checo y ayudarlo en su lucha con el francés Charles Lecler (Ferrari) por el subcampeonato. “No sé qué pasó, después de lo que he hecho por él. Si tiene dos campeonatos, es gracias a mí”, dijo el mexicano enseguida a F1TV. Si algo no se le podía reprochar, es que había asumido fielmente su rol de escudero del principal piloto de la escudería. Aun así, tiró la bronca interna en la carrera: “Max mostró lo que es”, dijo por radio aún en plena competencia.

Cierto es que, más allá de algunos roces en pista, en 2023 no hubo una tensión interna tan grande. La convivencia fue lo suficientemente correcta como para garantizar un 2024. Es esperable que para este año Helmut Marko, el asesor técnico de Red Bull, sepa de dónde proviene Checo Pérez. En una insólita declaración en setiembre pasado para Servus TV, este respetable técnico dijo que la condición de “sudamericano” del piloto hace que “su cabeza no siempre esté tan enfocada” como la de sus colegas europeos, lo que le impediría competir a la par de Verstappen. Además de ser un prejuicioso importante y un desconocedor de lo que fueron los brasileños Senna, Piquet y Emerson Fittipaldi o el argentino Juan Manuel Fangio para la Fórmula­ 1, Marko demostró no saber de geografía.

<em>El trabajo con los mecánicos en los boxes es considerado crucial para no perder tiempo; el mexicano aporta teniendo la mejor relación con ellos. Foto: Ali Haider, AFP</em>

El trabajo con los mecánicos en los boxes es considerado crucial para no perder tiempo; el mexicano aporta teniendo la mejor relación con ellos. Foto: Ali Haider, AFP

También hay que decir que el ego de Verstappen­ tiene su sustento. Este neerlandés­ (nacido en Bélgica) consideraba que (tal era la ventaja de los Red Bull sobre el resto de los equipos) solamente Checo podía hacerle algo de sombra; no en vano en el campeonato 2023 ganaron 21 de las 22 carreras. Sin embargo, el mano a mano de esa temporada fue tremendamente desigual: Max venció en 19, Pérez apenas en 2. Nada dice que en 2024 la historia tenga que repetirse, pero el favoritismo es claro. 

Negocios a futuro. Desde hace varios años, ha logrado correr siempre con el número 11 en su auto. Eso se debe a su admiración por el futbolista chileno Ivan Zamorano, que usara ese número durante su pasaje por el América de México, equipo del cual Checo es hincha; algo muy particular para alguien nacido en Guadalajara. Siempre ha dicho que de no haber sido piloto se hubiera dedicado al fútbol o a la abogacía.

Fuera de las pistas es poco lo que se sabe de Checo. Su cuenta de Instagram (schecoperez) tiene 6,6 millones de seguidores y es monotemática: todo Fórmula 1. Está casado desde 2018 con la socialite tapatía (gentilicio referido a las personas nacidas en Guadalajara) Carola Martínez, madre de sus cuatro hijos, dos varones y dos niñas. 

La fortaleza con la que la pareja se muestra en las redes intenta acallar los rumores que hablan de que el piloto tiene un vínculo con su asistente personal en Red Bull, Alice Headword, o que había tenido un desliz en 2022 con una modelo ucraniana de nombre Khrystina luego de una victoria en Mónaco. Esto último —ayudado con la difusión de un video en el que no sale nada bien parado— motivó que tuviera que dar explicaciones públicas intentando desmentir una infidelidad­. Al menos oficialmente, Headword­ lo asesora en el manejo de relaciones públicas. Pues lo necesita. La privacidad con la que se maneja se debe a que las veces que ha salido del mundo de los motores no le ha ido del todo bien. En 2014, en una entrevista en tono jocoso que le hicieron para la señal española Antena 3 durante los ensayos para el Gran Premio de Silverstone en Inglaterra, Checo, aún lejos de ser figura, dijo sonriente en referencia a la piloto de pruebas escocesa Susie Wolff: “Que te gane una mujer no está bueno. Mejor (están) en la cocina”. El hecho de que el tono del diálogo fuera en broma no lo salvó de tener que pedir disculpas por una frase que sin dudas atrasaba. Reírse sin disimulo de un comentario sexista de Verstappen, en 2023 en una videoconferencia para los fans, en uno de los pocos momentos de coordialidad entre ambos, también sirvió para que lo apuntaran.

<em>Este año es crucial para el mexicano, ya que una buena o mala temporada suya podrá definir su continuidad en el equipo Red Bull. Foto: Jim Watson, AFP</em>

Este año es crucial para el mexicano, ya que una buena o mala temporada suya podrá definir su continuidad en el equipo Red Bull. Foto: Jim Watson, AFP

El otro motivo de su bajo perfil es que más allá de sus destrezas deportivas siempre se lo va a señalar como el “ahijado” de Slim o de cualquiera de sus muchas empresas. Christian­ Horner, director de Red Bull, debió reiterar en una entrevista este mismo mes para el portal especializado Speedcafe que el mexicano está sentado donde está sentado “por sus propios méritos” y que los patrocinadores del equipo “son totalmente independientes” de sus pilotos, algo que no sonó del todo sincero. Sí fue más creíble cuando dijo que de su actuación en 2024 dependerá una renovación de su contrato. Para Red Bull no es un tema de caridad: gracias a Checo, no solo su principal piloto pudo ser campeón tres años seguidos, sino que en 2022 volvieron a ganar la competencia por equipos tras nueve años. 

De cualquier forma, a Checo trabajo no le va a faltar. El gigante estadounidense Ford, recientemente asociado a Red Bull para el desarrollo de motores, tiene pensado volver a la Fórmula 1 como escudería propia en 2026, luego de haberse ido en 2004. “Volveremos­ a la Fórmula 1 porque la mejor aerodinámica está en la Fórmula 1, la mejor telemetría, los mejores diagnósticos digitales y para apoyar a Checo Pérez”, dijo el CEO de Ford, Jim Farley, citado por RBR News, durante la presentación de la temporada 2024 de Ford Performance, donde el mexicano fue el invitado de honor.

Es que hay otra cosa en el deporte de alta competencia que va más allá del talento y los patrocinadores: el arrastre popular. Ford sabe que en Estados Unidos la Fórmula 1 (al igual que el fútbol) no tiene la popularidad que sí posee en el resto del mundo. Y tener a un mexicano con ellos, con la enorme colectividad mexicana dentro de las fronteras de Estados Unidos, le aporta grandes ganancias. Un win-win para Checo y Ford (y, si vence ciertas resistencias, Red Bull) que puede resultar sumamente ventajoso. Un título mundial para este latinoamericano (algo que no ocurre desde 1991 con Ayrton Senna) sería la frutilla de la torta. 

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2024-01-31T15:42:00