Abuela ingeniera

Elisa Facio: “Me decían que la ingeniería me iba a endurecer, preconceptos contra los que una ahora lucha”

Publicado el 13.03.2024  - 6 minutos
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Foto: Valentina Weikert

Por Milene Breito Pistón
@mileneb_

• Nombre: Elisa María Facio Algorta • Edad: 60 • Ocupación: Ministra de Industria • Señas particulares: Se reconoce traga, se acuerda de todos los cumpleaños, le gustan los juegos de ingenio y el ballet, tiene una cruzada con reclutar mujeres para que estudien ingeniería como ella

Su familia tiene una amplia trayectoria en la construcción; su padre fue arquitecto, sus hermanos son arquitectos, ¿por qué usted siguió Ingeniería de Sistemas? Siempre me gustaron las matemáticas, y tiene que ver con construir. Cuando me vine de Maldonado a Montevideo quise estudiar en el liceo Juan XXIII y solo tenía lugar en quinto de Ingeniería. El test vocacional me había dado que podía estudiar Ciencias Económicas, Arquitectura, ¡ocho! opciones de Ingeniería o Licenciatura en Física. Estaba claro que me gustaban mucho las matemáticas, eran como hacer un crucigramas para mí. Pero algunas personas, en particular mi profesora de Francés de Maldonado, me decían que la ingeniería me iba a endurecer. Ya existían esos preconceptos contra los que una ahora lucha para que las chicas estudien igual. Por suerte yo me di cuenta, será por mi educación en el Juan o la vocación de servicio, que si uno nace con un don como era en mi caso la facilidad con una disciplina dura entonces tenés que honrar ese don, que es algo que Dios te dio. Yo soy muy creyente, católica.

Si naciera en esta década, ¿también lo sería? Tener fe es una bendición, ayuda a que vivamos la vida con mucha más libertad. Las personas que tenemos fe tenemos un respaldo espiritual muy grande, entonces si yo naciera en esta época me gustaría nacer en una familia con fe, para también tenerla. He pedido muchas veces para que las personas de mi familia tengan fe, porque me parece que es algo realmente muy importante, es un buen deseo para alguien.

¿Su designación como ministra la tomó por sorpresa? No me lo imaginaba para nada. Yo estaba encantada de trabajar ese año como directora general. Mi designación pasó en un fin de semana largo, nadie se esperaba que (Omar) Paganini se fuese a ir ya. Si bien algo se había escuchado en alguna conversación interna, se hablaba como algo más lejano. Y menos pensé que si se iba me fuera a poner a mí. Lo recibí como un reconocimiento, siento un orgullo enorme porque de alguna manera en apenas un año me gané su confianza. Me siguió acompañando en el teléfono. Al principio me abrumaba, entre que me veía todos los días en un medio diferente y el primer mes ya estaba asumiendo nuevas responsabilidades mientras ¡todavía era la directora general! Pero realmente agradezco la oportunidad de trabajar para el gobierno de mi país. Mi abuelo, que también era ingeniero, siempre decía que si uno estudia en la Universidad de la República tendría que abocarse al servicio público en algún momento como para devolverle algo a la sociedad.

¿Cuántos años lleva con Fernando Zúñiga y cómo fue que él le propuso matrimonio? (Risas y vergüenza) Es muy divertido. Tenemos casi 25 años de casados, somos segunda administración, diría mi cuñada. Él tenía fecha de audiencia de divorcio el 27 de agosto. Yo cumplo el 28. Me dijo que me preparara, que después de la audiencia iba a pedirme que me casara con él. Ese mismo 27 de noche llegó a mi casa con una botella de champagne­ y lo hizo. Cuando le dije que sí, sacó el anillo. Nos casamos el día del cumpleaños de mi mamá­, que hoy tiene 89 años. Cuando cumplimos una década de casados hicimos una gran fiesta porque ninguno de los dos había llegado a los 10 años con su matrimonio anterior. ¡Era un hito! Este año cumplimos 25 y mi mamá 90, así que supongo que también va a ser un fiestón. Estamos muy felices.

¿Cuál es o cómo es su compromiso con temas de género dentro y fuera del rubro? Buscar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, porque realmente el mundo es un mundo de hombres. Escuché muchas veces decir, cuando había dos personas para un cargo, que preferían dárselo al varón porque “va a tener su segundo hijo y él es el sostén de la familia” y ella en realidad no lo necesita porque “su marido gana muy bien”. Eso pasa todavía. Un director por tomarse un whisky con el presidente de la empresa ya se vuelve persona de confianza, y las mujeres no accedemos fácilmente a ese tipo de reuniones. Desde que soy vicepresidenta de la Organización de Mujeres Empresarias, Ejecutivas y Emprendedoras del Uruguay estoy dando charlas para mujeres sobre educación financiera, llevando emprendedoras al interior del país. No es una guerra contra el varón, tengo referencias masculinas muy positivas en mi vida, mi padre, mis hijos, ahora mis nietos, pero hay un tema cultural que hace que nosotras mismas repliquemos estos modelos. Cuando empecé a salir con mi marido él se ponía a lavar los platos y no me gustaba. ¡Le regalé a mi nieta para el cumpleaños ropa y a mi sobrino un ajedrez! Cuando me di cuenta fui a comprarle uno a ella también.

Fue abuela muy joven. ¿Cómo es esa faceta de su vida? Tengo cuatro nietos, tres niñas y un varón, y dos en camino: Félix y Alfonsina. A las nenas me gusta regalarles libros de mujeres empoderadas, pero a ellos también les regalo algunos de las Pequeñas Rebeldes, las muñequitas peluche de mujeres relevantes de la historia como Madame Curie o Amelia Earhart. Me gusta jugar con ellos y motivarlos en lo más abstracto, que en definitiva es lo que te ayuda en el razonamiento.

Le gusta tejer. Me encanta tejer y coser. Ahora estoy haciendo un rebozo para Alfonsina y una batita para Félix. Me gusta hacerlo para bebés, me encantan los recién nacidos y hacerles ropita. Me relaja mucho, aunque soy de hacer muchas cosas al mismo tiempo, entonces miro la tele y tejo.

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2024-03-13T14:55:00