La Mehari, un clásico de colección con olor a playa

Publicado el 13.02.2024  - 9 minutos
Santiago Perroni Fraga
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Una de las tantas definiciones de clásico establece que la palabra hace referencia a una obra o autor que pertenece a la época de mayor esplendor de una evolución artística y que, por ende, se tiene por modelo digno de imitación. 

Esto trasciende el arte y puede verse reflejado en el mundo automotor, donde coches del siglo pasado hoy se venden a precios exorbitantes por el hecho de haber marcado una época y evocar recuerdos. 

Un caso notable es el de la Citroën­ Mehari, que salió al mercado francés hace 55 años, pero los uruguayos la adoptaron como propia debido a que el país fue homologado para la fabricación del modelo, con la particularidad de que las de acá se hacían a partir de fibra de vidrio y no con plástico ABS, como la original. 

En tiempos en los que la mayoría de los fierreros buscan más velocidad y confort, la Mehari resiste el paso del tiempo, pese a que solo tiene cuatro marchas y difícilmente logre superar los 80 km/h o 90 km/h. Tal como sucede por estas latitudes, en verano es habitual ver Meharis­ recorriendo la costa francesa, pero también en canchas de golf o incluso en el campo, donde por su dúctil sistema de suspensión se usan para arrear ganado. 

Tal fue su éxito que, en 2016, Citroën­ presentó en Europa la eMehari, que buscó reflotar el histórico modelo, con un sistema de propulsión eléctrica que asegura un bajo consumo y una autonomía de 190 kilómetros. Pese a que visualmente se asemeja a las primeras Meharis y tiene prestaciones superiores, los fanáticos jamás la cambiarían por una antigua. El modelo ganó premios y fue destacado por especialistas, aunque no alcanzó los objetivos de ventas y su producción fue discontinuada en 2019. 

eMehari

eMehari

Un coche con valor emocional. Unos la tienen de segundo auto (para subir perros, leña, reposeras o tablas de surf) y no temen llenarlas de arena, pero otros asumen todo tipo de precauciones y no la usan en días de lluvia. También están los que llevan el fanatismo a otro nivel y se obsesionan con la Citroën Mehari al punto que un hobby se convierte en trabajo. 

Conociendo el valor que tiene este modelo en Uruguay, Galería salió en busca de apasionados de las Meharis para conocer el uso que les dan a sus autos, a casi 55 años de su llegada al país. 

Juan Laffitte

Juan Laffitte maneja una Mehari que perteneció a su abuelo y pese a que tuvo ofertas, se niega a venderla. 

Juan Laffitte maneja una Mehari que perteneció a su abuelo y pese a que tuvo ofertas, se niega a venderla. 

Una sana obsesión. El modelo no solo despierta el interés de coleccionistas o quienes vivieron su época de esplendor. Como sucede con la moda, todo vuelve y hoy los más jóvenes se interesan en vehículos vintage

Cansado de ver cómo la Mehari de su abuelo juntaba polvo en un garaje de Punta del Este, al cumplir los 18 años Juan Laffitte se propuso ponerla en marcha nuevamente. Necesitó de varios repuestos, que consiguió en Argentina­, y de mucha paciencia, ya que el coche estuvo unos ocho meses en el taller. 

“Mi abuelo la compró para el casero de la casa de Punta del Este y nunca le dio los cuidados necesarios. Fui el primero en darle cariño. Hoy en día, la uso todo el verano; ando por todos lados, le doy palo, la lleno de arena”, explica. 

Eso sí, asume todas las precauciones posibles: no la expone al agua de lluvia, y cuando llega marzo, la lava a fondo para quitarle el salitre. Además, cuenta con tres sistemas antirrobo, que le ofrecen tranquilidad a la hora de estacionar en la calle. 

“Tengo una llave que corta la eléctrica y no permite que se prenda el auto. Otra que anula el pase al motor, por lo que si lográs prenderla, se te apaga a la cuadra. También cuento con la clásica traba para el volante”, menciona. 

Por más que quisieron comprarle la Mehari por cuatro o cinco veces su valor, Laffitte se niega a venderla. “Aunque más que si la vendo, en la calle me preguntan dónde la conseguí y con quién la restauré”. 

Fernando García

Fernando garcía tiene un taller mecánico especializado en Citroën Mehari y ya restauró más de 60.

Fernando garcía tiene un taller mecánico especializado en Citroën Mehari y ya restauró más de 60.

Pasión de toda una vida. “Fue el primer auto hippie, de viento en la cara, sensación de libertad, bajo costo y poco mantenimiento”, así describe Fernando García, del barrio fernandino de La Fortuna, a un auto que combina a la perfección con su estilo de vida. 

Tiene 53 años, los mismos que la Mehari en Uruguay. Nació un mes después de que el vehículo se presentara en el departamento y a unas pocas cuadras del lugar en el que lo hizo, el Salón del Automóvil. 

Fernando dirige un taller mecánico que se especializa en la restauración de Citroën Mehari, de la que conoce todos los secretos. Lleva más de 60 restauraciones, que muestra con orgullo en su cuenta de Instagram (@meharirestauraciones­). 

“Tengo cuatro. Tres 4×2 y una 4×4. Las tengo desarmadas, las voy armando a medida que me da el tiempo. El año pasado restauramos cuatro. El año anterior seis y cuatro se fueron para Francia. No me da el tiempo ni el cuerpo para hacer más”, cuenta. 

Según relata, las Meharis despiertan pasiones en Punta del Este­ y se le dificulta pasear en ellas por el balneario sin que le pregunten si las vende.

“El precio lo pone el dueño porque es muy difícil encontrar una con todos los papeles en regla, y además tiene 50 años. Una restaurada totalmente, todo a nuevo, ronda los 20.000 dólares”, explica. Pero una en mal estado se puede adquirir a partir de 3.000 dólares y la realidad indica que rara vez una Mehari se vende a más de 15.000.

Sebastián Urrutia 

Sebastián Urrutia maneja una Mehari 4×4 de 1979, que él mismo reparó.

Sebastián Urrutia maneja una Mehari 4×4 de 1979, que él mismo reparó.

De hobby a trabajo. Encontrar la casa de Sebastián Urrutia, en El Chorro, Maldonado, es sencillo porque solo en la entrada de su casa hay cuatro Meharis, dos que le pertenecen y otro par que está restaurando.

Las paredes de su taller están repletas de fotografías de Meharis y muestra con orgullo cada uno de sus trabajos, tal como lo hace en su cuenta de Instagram @garage.mehari. No le gusta la mecánica y suele derivar las tareas pesadas, pero asume con una enorme pasión todo lo relacionado con lo estético.  

“Soy de Pando y viví en el Chuy. Cuando llegué acá me compré una Mehari, que pinté de amarillo y negro. Un hincha de Peñarol me la quiso comprar. En principio no quería, pero terminé aceptando. Luego compré otra, me puse a restaurarla, y en una ida al supermercado, un argentino me la quiso comprar. Al principio lo hacía por hobby, pero se convirtió en un trabajo”, relató. 

Desde hace cuatro años maneja una Mehari 4×4 de 1979, que él mismo arregló porque estaba “fea y con cúpula”. “Es de las primeras 4×4. En Francia se fabricaron del 79 al 84, en Uruguay se trajeron dos mecánicas y se armaron con carrocerías propias. A esta le copiaron la carrocería francesa al 100%, pero a la otra le pusieron la del modelo del 79 de acá”, detalla, sobre un tema del que podría hablar horas. 

El último año, Sebastián completó dos restauraciones totales y dos parciales, solo estéticas. “Es un auto no solo para la gente que tiene la plata para restaurar un coche de estos, que de repente te sale más caro que uno cero kilómetro normal, sino que tiene la paciencia necesaria”, opina. 

Federico Ferro 

La familia Ferro junto a la Mehari de 1972 que restauraron en 2021.

La familia Ferro junto a la Mehari de 1972 que restauraron en 2021.

Un auto lleno de recuerdos. En 2021, Federico Ferro se hartó de ver la Mehari de su padre deteriorada, abandonada en un garaje desde hacía más de 10 años. Fue así como le propuso restaurarla y juntos se pusieron manos a la obra, apoyándose en el trabajo de Sebastián Urrutia, de Garage­ Mehari. 

El proceso llevó meses, aunque Federico­ insiste en que la restauración nunca termina, ya que siempre está buscando la forma de mejorar el auto. El resultado está a la vista, su Mehari del 72 luce como nueva, al punto que especialistas aseguran que es uno de los ejemplares en mejor estado entre los matriculados en el país. 

“Hubo que cambiarle todo el chasis porque estaba oxidado y con agujeros. También se necesitó repintar el capó, pero el color es el original. Las gomas eran originales, pero hace poco las cambiamos para tener una mejor suspensión. Está como nueva”, detalla. 

Hoy Federico comparte el auto con su familia, y lo usa en todo tipo de ocasiones: para la playa, mandados, paseos y salidas nocturnas, llenándolo así de amigos e historias, tal como sucedió durante la juventud de su padre. n

Comunidad fierrera

El artesano devenido en mecánico Hugo del Signore fundó en La Paloma en el invierno de 2009 el grupo La Paloma Pueblo Mehari, sin imaginar que se convertiría en un club con más de 100 integrantes. 

Comenzó organizando reuniones entre fanáticos del balneario, que se masificaron gracias a la participación de personas que vienen de diferentes rincones del país. 

“Los encuentros se hacen siempre el segundo fin de semana de noviembre. Salimos a recorrer balnearios, las Sierras de Rocha, las lagunas”, dice Del Signore, quien tiene desde 2006 una Mehari del año 71. Su esposa y compañera de aventuras lo acompaña en esta pasión desde una Mehari que adquirió hace 10 años. 

Fotos: Adrián Echeverriaga y Mauricio Rodríguez 

Estilo de vida
2024-02-13T10:41:00

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