COLORES QUE HIPNOTIZAN

Las cinco cosas que hacen de Punta Cana un destino cinco estrellas

Exótico y tropical, todo incluido, lleno de lujos al alcance del turista, pachanguero, y con una coctelería a pura miel
Publicado el 19.07.2023  - 18 minutos
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Foto: Intriper

Por Milene Breito Pistón
@mileneb_

"¿A dónde va’ tú corriendo?”, diría un botones dominicano si pesca a un turista caminando con prisa por los pasillos de un all inclusive. No se preocupa por si la intención era no perderse el atardecer, iba a detenerlo de todos modos, si “hay miles” de atardeceres. Mucho menos iba a reparar en la cámara y el grabador que llevaba en mano, y mejor que no lo hiciera, no sea cosa que se enterara de que ese viajero apurado estaba t-r-a-b-a-j-a-n-d-o. Tenía que decirlo así, deletreado y en susurro, para evitar la educada invitación a que dejara de hacerlo. 

Obligada a la desconexión en pleno ejercicio de sus funciones vive una periodista seis días en Punta Cana durante un viaje organizado por el Palladium Hotel Group (PHG). El desafío estuvo en poder resumir la oferta de este paradisíaco destino de República Dominicana en unos cuantos caracteres.

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Foto: Intriper

Para empezar, hay un dato que muchos ignoran: aunque toda la costa sudeste del país se conoce (comercialmente) por Punta Cana, ese es solo uno de los paraísos que forman parte de la Costa del Coco. Así es como debería llamarse este lugar más allá de la playa concreta en la que el turista se quede, desde Yarari en Cap Cana, pasando por Juanillo, la misma Punta Cana, Playa Bonita, Bávaro, Playa Macao hasta Uvero Alto.

Además de concentrar el 60% de la propuesta hotelera del país, toda esta costa se destaca por sus bulevares naturales dibujados por palmeras, con hojas que hacen replantearse todas las cosas a las que se les llamó verde antes; por el color turquesa del agua caribeña que una vez allí se hace exageradamente cierto; y por lo blanco y fino de la arena. Las playas encandilan, en sentido metafórico y literal, así que son indispensables los lentes de sol con protección UV.

Punta Cana (a partir de ahora la zona, no la playa) recibe cerca de cuatro millones de turistas al año y tiene el principal aeropuerto del país (el Aeropuerto Internacional de Punta Cana, el segundo más transitado de todo el Caribe). Si bien a partir de noviembre Uruguay tendrá vuelos directos desde Montevideo a través de Arajet, la nueva compañía dominicana que se suma a las rutas del Aeropuerto de Carrasco, la mejor opción de vuelo hoy sigue siendo uno con conexión en Panamá.

Vale la pena detenerse en esa primera impresión de Punta Cana que da su aeropuerto, con paredes de roca coralina y techos de quincho. Pero a pesar de lo poco convencional de su presentación, es superfuncional, con conexión wifi gratis sin límite de tiempo y transporte hacia los principales puntos turísticos del país a través de la Autopista de Coral. Esta fue una de las obras más importantes para el turismo por reducir en más de 50 kilómetros la distancia entre las playas de la Costa del Coco con Santo Domingo —una visita obligada para los más interesados en la historia y cultura dominicana. 

Ahora bien, ¿cuándo visitar Punta Cana? Aunque para el Río de la Plata sea el típico destino para “acortar el invierno”, los meses entre junio y agosto traen la temporada de huracanes y una mayor presencia de sargazo (un tipo de macroalga flotante). Como se trata de un destino tropical, las lluvias están presentes todo el año (aunque duran apenas unas horas), pero entre setiembre y abril son menos frecuentes. Lo ideal es viajar en verano y otoño uruguayos.

Hay temperaturas entre 18 y 33 grados todo el año, siendo 20 grados un clima demasiado frío para los dominicanos. El agua del mar está siempre entre 26 y 28 grados, con una visibilidad de más de 20 metros. Además del traje de baño, se recomienda para este destino ropa ligera, fácil de secar, como prendas de algodón o lino. Pero no está mal incluir una o dos opciones más formales para la obligada propuesta nocturna. Tampoco hay que olvidar el repelente de insectos.

No existe un parámetro definido sobre cuál es la estadía recomendada. ¿Hablamos de cinco días? ¿10? Quien dice 10, dice 15, y tampoco va a ser suficiente. Ni hablar del duelo al que se somete cualquier turista después del viaje. En Colombia tienen una palabra muy divertida para ese sentimiento de no poder volver a la rutina: guayabo. Un huésped que sí tarda bastante tiempo en irse.

A ponerse cómodos. Empresas hoteleras de todo el mundo se apoderaron de la Costa del Coco, sobre todo, con sus propuestas all inclusive. Si bien existen otras opciones más céntricas y pueden conseguirse buenos alojamientos a través de Airbnb, hasta para llegar a las playas públicas hay que hacer varios kilómetros para sortear la franja costera-hotelera que las ocupan.

Foto: <a href=Palladium Hotel Group" >

Foto: Palladium Hotel Group

Por eso, la mejor idea es quedarse en estos colosos todo incluido que aseguran una total despreocupación. Y es que al momento de sumar los gastos del vuelo, hospedaje, comida y traslados, no es cierto que un all inclusive sea tanto más caro; hay opciones a partir de 500 dólares por semana.

En este rubro la cadena española de hoteles cinco estrellas Palladium fue la pionera. Empezó a finales de la década de los 60 en Ibiza y está instalada en el Caribe hace más de 30 años. En Punta Cana cuenta con 32 hectáreas con tres hoteles Grand Palladium y un TRS resort. Galería se hospedó en este último, el TRS Turquesa, sobre la primera línea de playa Bávaro. El lugar está pensado exclusivamente para adultos y ofrece un diseño con tintes mediterráneos en armonía con el paisaje, una propuesta culinaria internacional de primer nivel, un inabarcable repertorio de cócteles (prometedor desde el trago de bienvenida), y su gran diferencial: el servicio de lujo de mayordomía personalizada.

Desayuno flotante, un distintivo de las habitaciones con balcón a la piscina.

Desayuno flotante, un distintivo de las habitaciones con balcón a la piscina.

En TRS son los propulsores del programa Infinite Indulgence, una marca registrada que asegura que la experiencia irá más allá de la de cualquier otro all inclusive. Los mayordomos se encargan de organizar eventos especiales (aniversarios, lunas de miel, cumpleaños, propuestas de matrimonio), la personalización del frigobar, o de facilitar cualquier producto de la wish list en la habitación —que van desde botellas de licor hasta almohadas especiales— sin costo adicional. ¿Una recomendación especial? La crema de ron, que además de aperitivo, funciona muy bien como nota aromática para cualquier bebida con café.

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Foto: Palladium Hotel Group

Con sus 372 habitaciones con bañeras de hidromasaje, algunas con balcón a la piscina y servicio de floating breakfast, el hotel apuesta a cautivar los cinco sentidos: el aroma a canela y miel del lobby, el clarinete de fondo al mejor estilo Jimmy Hamilton pero más playero y con canciones modernas durante el desayuno, y la cuidada disposición de los espacios. 

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Foto: Palladium Hotel Group

La propuesta visual es de la empresa de diseño de interiores Urcoisa (U Interior Design), especializados en proyectos hoteleros, con un planteo contemporáneo, minimalista y funcional, pero trascendiendo las barreras de las expectativas y ajustándose además al turismo de reuniones y congresos.

El diseño contemporáneo y minimalista pero funcional del Palladium, en este caso de TRS Cap Cana, es una propuesta del estudio español Urcoisa Design. Foto: <a href=Palladium Hotel Group" >

El diseño contemporáneo y minimalista pero funcional del Palladium, en este caso de TRS Cap Cana, es una propuesta del estudio español Urcoisa Design. Foto: Palladium Hotel Group

Como la finalidad de todo all inclusive es el bienestar de sus huéspedes, TRS da un paso más con su programa Fitness and Culture, que se propone organizar actividades saludables como yoga, hidrogimnasia, vóleibol y tiro con arco, en lugares específicos y apartados que respeten el descanso de los demás huéspedes. El hotel además cuenta con su propio centro wellness, Zentropia, para tomarse unas vacaciones dentro de las vacaciones. 

Las relajantes instalaciones de la piscina, pensadas para disfrutar de un trago en el bar mojado.

Las relajantes instalaciones de la piscina, pensadas para disfrutar de un trago en el bar mojado.

Así se vive una experiencia all inclusive llevada al extremo. Águeda Iglesias, la gerenta de Marketing de PHG para Latinoamérica, contó a Galería que Uruguay es el tercer país del continente en el que mejor se vende este destino, así como la propuesta Palladium, después de Argentina y Brasil. Las estadías de los uruguayos suelen ser de entre siete y 10 días, tanto en verano como en vacaciones de julio y primavera. Las últimas cifras que se manejan son de pospandemia, cuando la gente comenzó a darle más valor a “vivir la vida”.

De jumera. Hogar dominicano que se respeta prepara dulce de coco, habichuelas con dulce y arroz con leche. Con esta vocación por los postres no sorprende que casi todos sus tragos tradicionales lleven miel. Antes de hablar de gastronomía se tiene que hablar de coctelería y tragos, porque si República Dominicana exporta el 30% de su ron, el 70% se lo toma, y en muy buenas mezclas. 

Estar de jumo es estar en una ronda de bebidas en la que son muy populares los “chupitos” de mamajuana; la bebida dominicana emblema. Se remonta a los tiempos de los indios taínos, que la tomaban con agua caliente por sus propiedades medicinales. Hoy el agua caliente se sustituye por ron dominicano o cualquier destilado con graduación alcohólica de por lo menos 40%. Se prepara de forma artesanal y no existen marcas, casas ni bodegas. Los dominicanos dicen que, además de afrodisíaca, la mamajuana es buena para limpiar los riñones y purificar la sangre. Se encuentra a la venta lista para beber o como una botella forrada en cuero que contiene las más de 21 raíces con las que se prepara esta bebida, para que el consumidor cure y macere estas hierbas agregando el destilado que prefiera, vino tinto para darle color y (cómo no) miel, para contrastar su amargor. 

En el bar del lobby de TRS son expertos en mixología, el arte de la coctelería en el que se mezclan sabores, colores, aromas y texturas. Uno de sus sommelieres enseñó a Galería los secretos de la Dominican Honey; la denominaron trago de autor y la verdad es que no existe en ninguna otra barra de Punta Cana. Se prepara con dos onzas de ron dominicano, una onza de licor de miel a partir de whisky, un poco de sirope de miel y canela y otro poco de bitter esencia naranja, con el jugo de un limón. Se sirve con bastante hielo en un cuenco que es el fruto del higüero dominicano —algo parecido a la calabaza del mate—, conocido como jícara o güira, que usan mucho como vaso y con el que también se hacen maracas. Antes de decorarlo con hierbas, canela en rama y una rodaja de cítrico seco, se le agrega (¡más!) miel. Luego se procede al ahumado dentro de una campana especial con una smoking gun, y así se obtiene el sabor de Punta Cana en un solo trago.

De los creadores de la Dominican Honey, un cóctel de licor de menta.

De los creadores de la Dominican Honey, un cóctel de licor de menta.

La gastronomía hotelera por su parte tiene muy poco de local pero mucho de exclusiva e internacional, pero por fuera de los hoteles hay propuestas de cocina de fusión caribeña muy recomendables, con tres diamantes otorgados por la American Automobile Association (un sistema de clasificación de hotelería y gastronomía para Estados Unidos, Canadá, México y el Caribe), como Bambú o La Yola, sobre la marina de Cap Cana. Pero en TRS no dejaron completamente de lado la comida dominicana. Cada noche dejaban en la habitación un aperitivo o “picadera” que, en la mayoría de los casos, eran preparaciones típicas como la Kipe —una versión dominicana del kibbeh libanés— o el majarete, un postre (¡más dulce!) caribeño de flan de maíz.

Lo exótico. Es entendible que con un mar turquesa a los pies de un hotel con múltiples servicios —entre ellos gigantescas piscinas con bares mojados— pocos turistas quieran moverse de su cómoda reposera vip. Además, en el caso de playa Bávaro, lo ofrece todo. 

Hacia la izquierda, opciones de actividades acuáticas, desde las más prudentes como el banana boat, hasta las más intrépidas como sumergirse a bucear en las profundidades del arrecife en busca de tiburones y rayas. Hacia el otro lado, El Cortecito, un corredor de puestos de venta de productos locales donde los vendedores abandonan sus partidas de dominó para ofrecer sus artesanías. 

Sin embargo, no embarcarse ni una sola vez durante una semana también es un desperdicio. El muelle de Bayahíbe (a solo una hora de Bávaro) es una puerta abierta a conocer lo más exótico de Punta Cana. De allí salen las embarcaciones con destino a isla Saona, una de las salidas más vendidas que convoca alrededor de 5.000 turistas por día y puede coordinarse desde la playa o el hotel.

Llegada a Isla Saona. Foto: <a href=Intriper" >

Llegada a Isla Saona. Foto: Intriper

La excursión es en catamarán y por solo 75 dólares incluye traslado ida y vuelta, barra de bebidas a bordo, una parada estratégica para disfrutar de piscinas naturales y, una vez en Saona, el almuerzo.

Van a decir que la isla está solo a 25 minutos del muelle, pero no se menciona que lo están midiendo en tiempo dominicano; para un rioplatense promedio se demora casi dos horas en llegar. La bienvenida la dan las palmeras, que a medida que uno avanza a través de la vegetación hasta llegar a la playa habilitada, se hacen cada vez más hipnotizantes. Lo único que despierta al turista de su trance son los chirridos de los cuervos palmeros o cao, un pájaro endémico que si se lo domestica aprende a hablar.

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El paseo permite disfrutar de cuatro horas en elegantes livings al aire libre y paradores, donde la playa es poco profunda y se recomienda bañarse hasta la cintura por la presencia de corrientes. 

Pero para los más aventureros, la isla tiene unos seductores 110 km2 para perderse protegidos por el Parque Nacional Cotubanamá. Si se bordea Saona, se pueden encontrar aguas más limpias de sargazo y piscinas naturales entre las rocas, zonas de bosques, manglares, y una cueva con arte precolombino. 

Además, está Mano Juan, el único “pueblecito” de la isla, formado por 350 familias que viven en modestas casitas de madera pintadas de colores. En su mayoría son pescadores o productores de aceite de coco. Y aunque hace apenas siete meses que tienen electricidad, cuentan con escuela, hospital y uno de los santuarios de tortugas marinas más importantes del país, con tecnología de seguimiento mediante sistema gps.

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Foto: Intriper

Sus habitantes piensan que no se habla de ellos porque para llegar allí hay que irse demasiado lejos del sitio en donde esperan las embarcaciones, pero algunos manojuanenses contaron a Galería que en realidad se debe a que su pueblo tiene opciones de alojamiento en Airbnb. Si los turistas las conocen, abandonarían las excursiones (que solo permiten quedarse hasta 17 horas) por la lancha de transporte público, que va y viene del muelle con cierta frecuencia, todos los días, y permite quedarse en la isla. 

Tampoco es que Mano Juan pueda desarrollarse demasiado debido a las propias prohibiciones de estar en un área protegida. Aun así su gente dice que es “una pepita de oro”, donde ni siquiera los huracanes pegan fuerte porque a la altura de Saona pierden fuerza y se desvían.

La paradisíaca isla Saona recibe unos 5.000 turistas al día.

La paradisíaca isla Saona recibe unos 5.000 turistas al día.

Varias de las personas que trabajan allí en realidad viven en Santa Bárbara de Samaná, una localidad en la otra isla imperdible de República Dominicana. Está a 400 km de Punta Cana, distancia que la convierte en el descanso ideal de la enorme masividad de turistas, pero la hace menos accesible que Saona, con excursiones que rondan los 85 dólares. Finalmente, para los más osados existen otras propuestas para vivir Punta Cana al extremo que se pueden contratar en la playa, como tours y safaris por la selva, plantaciones cafeteras, visitas a los cenotes taínos, paseos en buggies, helicóptero, parapente y discotecas.

¿Alguien dijo fiesta? El estadounidense y centroamericano cena sobre las siete de la tarde, pero aunque los días suelen hacerse cortos en el Caribe, las vacaciones en Punta Cana no se agotan con el sol. La vida nocturna más allá del all inclusive es prometedora; por ejemplo, por 100 dólares se puede contratar el paseo del Party Bus. 

A pesar de que los hoteles siempre tienen transporte hacia las alborotadas discotecas dominicanas, el Party Bus además de llevar al turista a la fiesta, la trae a bordo. Incluye canilla libre, DJ, animadores y servicio de camareros. Es un paseo de cinco horas por el centro comercial Downtown que incluye la parada obligada en Coco Bongo.

Esta discoteca comenzó su reputación en México y hoy es la más concurrida de República Dominicana, reuniendo turistas de todo el mundo para compartir una experiencia visual y musical de primer nivel (aunque los tragos que vienen incluidos con la entrada —canilla libre de ron y cerveza— no sean tan buenos).

Inspirado en los años 90 y el cine, en Coco Bongo se puede tomar tequila vertido por divertidos personajes como La Máscara o Beetlejuice, revivir un show en vivo de grandes artistas como Freddie Mercury, Michael Jackson y Los Beatles, bailar samba o sumergirse en escenas de las películas de culto más destacadas.

Todavía más lujo. Para despedirse con altura de Punta Cana Galería estuvo en Cap Cana (en Punta Majagua), un centro inmobiliario y hotelero de alta categoría, con un promedio de precio de venta por apartamento de 400.000 dólares, ubicado a unos 30 minutos de Bávaro. Tiene un solo supermercado que duplica los costos de Punta Cana, por lo que se recomienda llevar lo necesario para una escapada o estadía para conocerlo. 

Vistas desde una de las habitaciones de TRS Cap Cana.

Vistas desde una de las habitaciones de TRS Cap Cana.

La marca Signature solo adultos de Palladium también tiene un hotel allí, el TRS Cap Cana Waterfront & Marina Hotel. De un lado las habitaciones dan al mar y del otro a la exclusiva marina, que es la más grande de todo el Caribe. Las luces del muelle comienzan a encenderse con los cálidos y tranquilos atardeceres de Cap Cana, iluminan el agua y terminan adornando la noche, uno de los escenarios más románticos del destino.

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Foto: Palladium Hotel Group

Este lugar tiene una ubicación privilegiada para realizar otros paseos en Punta Cana, como conocer sus distinguidos campos de golf o cualquiera de las playas. En Cap Cana no existen playas públicas pero está Juanillo, la más exclusiva de Punta Cana, con casino, restaurantes, y es popular por ser la favorita para el kitesurf, a la que solo se puede acceder en excursión o con transporte del hotel.

En toda la Costa del Coco, además de ser cada una de sus playas y paisajes tropicales más fotografiable que el anterior, el lujo y la comodidad también están al alcance del turista. Y después de la luna —que no se dijo antes, es de película—, los tragos son el broche de la noche y terminan de dibujar una tentadora aunque para nada completa descripción de lo que serían unas vacaciones en Punta Cana. 

Curiosidades varias.

Antes Punta Cana se llamaba Yauya o Punta Borrachón.

La palabra cana hace referencia al tipo de palmera que está por toda Altagracia, la provincia donde se encuentra la Costa del Coco.

El sargazo, aunque es una mala señal de los ecosistemas, cuando se amontona en la orilla se retira en camiones y se utiliza para la elaboración de papel y bloques de construcción.

Todas las artesanías de la zona están hechas de madera de guayacán, un árbol endémico conocido por su fama de “no abicharse“.

Una muy popular, además de los tótems de dioses taínos, es la muñequita sin rostro. Los artesanos explican que es una tradición porque aunque pasen las generaciones siguen sin saber qué cara ponerle; simboliza que el dominicano no se siente parte de ninguna etnia en particular por ser una mezcla de varias culturas.

El país tiene una piedra preciosa de extracción propia, el larimar.

República Dominicana está en una isla compartida con Haití. Por ese motivo gran parte de su población conoce el idioma creol (mal llamado haitiano) que es una lengua con raíces africanas y francesas.

Si bien República Dominicana cultiva y exporta café, cacao y tabaco, y tiene minas de oro, plata y hasta petróleo, se sostiene del turismo. Por eso al costado de la ruta se ven tantos comienzos de obra.

El dominicano está siempre dispuesto a enseñar cómo se baila bachata.

Si hay relajo dicen que se armó el arroz con mango.

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2023-07-19T12:52:00

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