Pablo Atchugarry: "La naturaleza le da un límite al escultor"

Publicado el 02.04.2024  - 4 minutos

"Yo tuve la suerte de nacer en una familia en la que el arte era un humus”, dijo el artista y escultor Pablo Atchugarry en el primer encuentro del nuevo ciclo de afters culturales organizado por semanario Búsqueda­. El conversatorio inició con la presentación del invitado a cargo de la editora de Cultura­, Silvana­ Tanzi, y la entrevista también fue realizada por el director periodístico de Búsqueda, Andrés Danza.

Una de las primeras preguntas fue cómo influyó su familia en su carrera. Según el artista, tanto su padre como su madre tenían inclinaciones artísticas, en especial por la pintura y la poesía. Cuando viajó a Europa, en 1977, se transformó en escultor, ya que antes era pintor. Más allá de que había hecho algún modelado en arena y portland, fue en Italia donde descubrió el mármol de Carrara, material que lo acompañaría a lo largo de su carrera.

Sobre la técnica que utiliza, aseguró que es quitando como se va formando la obra, por lo que se trabaja dentro del límite que impone el material. Contó que al principio elegía la pieza de mármol para que encajara en el dibujo que había creado, pero con el tiempo cambió y ahora primero escoge la pieza para después esculpir en ella.

“Al final hay dos tipos de escultura: la que se hace agregando y la que se hace quitando. Cuando uno quita, en el caso del mármol o la piedra, uno parte de algo existente. Hay un límite que la naturaleza le da al escultor. Es muy importante que el artista acepte los límites”, sostuvo.

Comentó que trabaja 12 horas al día con diversas amoladoras que le permiten cortar un material duro pero frágil. “Hay todo un esfuerzo físico y mental para sacar lo que no se puede volver a colocar, el escultor se transforma en un cirujano. Hay que tomar riesgos, si no la escultura no adelanta”, subrayó, y agregó que hay modificaciones en el trabajo que siempre presenta alguna sorpresa. “Los cambios debidos al material son frecuentes”. Señaló que su taller en Manantiales es un lugar de puertas abiertas que va a contrapelo con el prototipo del artista “encerrado en su cueva, en su estudio. En el fondo el artista siempre está solo, como lo estamos todos los seres humanos”.

Sobre el mercado del arte, afirmó que lo vive “desde dentro” y bromeó diciendo que trabaja hasta los domingos para pagar la tarifa de la luz. “Siempre el arte tiene un tema económico, no es casualidad que las grandes ciudades, que eran imperios económicos, fueron la cuna de los grandes artistas. El mercado del arte es una parte considerable de la vida de un artista, sobre todo en estos tiempos”, afirmó.

Consultado sobre su obra más cara, dijo que llegaron a pagar un millón de euros por una de ellas. El escultor también admitió que a pesar de que sabe en dónde están sus creaciones, les pierde el rastro una vez que se venden. “En este momento las esculturas que he realizado son alrededor de 3.000. Es un ejército. Van pasando de mano en mano a través del mercado. En subastas, galerías o de padres a hijos”.

Sobre el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry­ (MACA), expresó que surgió por la necesidad de algunos artistas de dejar sus creaciones en un sitio que permitiera que pasaran a la posteridad. A pesar de que está en Punta del Este y que es patrimonio de los uruguayos, indicó que es “un contenedor para la humanidad”.

En relación con otro tipo de materiales, expresó­ que ha creado colgantes de oro además de incursionar en metales pintados con pintura de auto. Este cambio lo atribuye a la influencia de su faceta como pintor. En cuanto a su estilo, subrayó que ha ido sintetizando la figura humana, quitándole los rasgos más detallistas. Además, trabaja con los claros y oscuros que generan grietas u orificios que va esculpiendo.

Al finalizar, Danza anunció que la próxima invitada será Emma Sanguinetti, crítica de arte y gestora cultural que estaba en el auditorio.

Fotos: Valentina Weikert

Mirador
2024-04-02T21:05:00