El casamiento de Aline Andacht y Javier Rubin

Publicado el 26.02.2024  - 4 minutos

Aline Andacht y Javier Rubin se conocieron en marzo de 2019, cuando la pasión por viajar la llevó a ella a Buenos Aires a averiguar opciones de universidades en el vecino país. En uno de esos viajes conoció a Javier Rubin, argentino. Sin embargo, a los pocos meses la aceptaron en una universidad en España y el vínculo se cortó. En noviembre de 2021, cuando ella regresó, volvió a viajar a Buenos Aires y se reencontraron. La relación reflotó, se pusieron de novios y al tiempo decidieron casarse. 

Javier se vino a vivir a Uruguay en diciembre de 2023, por lo que fue un noviazgo a distancia. “Tuvimos muchas idas y venidas desde Buenos Aires a Uruguay, mucho Buquebus­”, comentó Aline.

El domingo 5 de noviembre, fecha en la que cumplían dos años de novios, se casaron por civil en un hotel de Recoleta (Buenos Aires), con una cena para la familia y los más amigos. “Como el casamiento (religioso) iba a ser en Uruguay, decidimos hacer el civil en Buenos Aires­”, explicó Aline.

El sábado 17 de febrero por la noche, en La Hacienda­, los casó el rabino Mendy Shemtov. “Él y su esposa son muy cercanos a mi familia ya hace muchos años”, agregó Aline.

La novia entró con un vestido de Pablo Suárez, en seda bordada en hilos y paillettes, con una falda abanico de pestañas de organza. El modisto ya le había hecho su vestido de Bat Mitzvah y ella lo volvió a elegir. El tocado por Julhia Fischer consitió en una vincha de plata y brillos de Swarovski. Para acompañar el estilismo, el maquillaje estuvo a cargo de Lucía Peradejordi y el peinado de Diego Alfonso.

Los sobrinos de Javier y la hija de una amiga de Aline entregaron los anillos. 

Un amigo de la pareja cantó durante la ceremonia religiosa y, sobre el final, el grupo musical Delciel realizó un flashmob con una canción de Coldplay y violines. 

La decoración del lugar, por Alejandra Gonella, buscó una estética bucólica y onírica que transportó a los invitados a un bosque encantado de Gran Bretaña a principios del siglo XX. La ambientación, iluminada con luces cálidas en tonos pastel y 500 minivelas colgantes, supuso cinco días de trabajo. Se utlizaron hortensias color té o beige y celestes, alelí rosa pálido, girasoles y crisantemos. 

Las amigas de Aline los sorprendieron con cotillón personalizado con características propias de ella y los amigos de Javier y sus hijos con “una carta superlinda”, manifestó la novia. 

La fiesta estuvo musicalizada por el DJ Diego Maciel y el catering fue de Burcatovsky. El copetín consistió en un bandejeo de diferentes opciones, además de tres estaciones diferentes: una de sushi, otra de pastrami y varenikes (típica comida judía) y otra de estación, con platitos con salmón, bruschettas y tortilla de papas. De plato principal se podía elegir entre un plato de salmón y una pasta de queso. A la hora del postre, la protagonista fue una mesa variada de bombones de Lu Benvenuto. La barra de tragos estuvo a cargo de Inmigrantes. Sobre el final, la fiesta duró hasta las cinco de la madrugada, se sirvieron sándwiches de milanesa con papas fritas. 

“La fiesta fue aún mejor de lo que soñamos gracias a todos los que nos ayudaron a organizarla y gracias a nuestra familia y amigos, que le pusieron toda la onda, muchos viniendo desde muy lejos, especialmente para ese día”, resaltó Aline.

La luna de miel será a mitad de año y el destino elegido es Japón, ya que a los dos les gustan las grandes ciudades. Además, Japón reúne tecnología y naturaleza,por lo cual tienen mucho por conocer. 

Fotos: Adrián Echeverriaga

Mirador
2024-02-26T23:40:00