Industria en cuestión
Razones para pensar antes de comer salmón
Lejos de ser un producto de lujo, la salmonicultura es cuestionada por la ciencia y los ambientalistas, y el consumo de su carne desestimulado por la OMS

Se promociona el salmón como gran fuente nutricional, por su alto aporte de proteína y Omega 3 y 6, cualidad que comparte en mayor o menor medida con toda la familia de los pescados grasos como la anchoa, el mochuelo, la pescadilla o el lenguado. Sin embargo, la gran diferencia con estas especies radica en que el salmón que se consume en Uruguay es cultivado mayoritariamente en Chile; es decir, no es un pescado silvestre, sino que proviene de granjas ubicadas en la Patagonia. Sus condiciones de cría son cuestionadas por la comunidad científica, denunciadas en la prensa nacional e internacional, y hasta sancionadas a nivel gubernamental. Además, estos actores alegan que no hay seguridad sanitaria para los trabajadores y que hay hacinamiento de peces en las jaulas donde se los engorda. La sobreexplotación provoca que los animales se enfermen, contagien rápidamente y mueran. Para remediar esto se les mezcla en la ración antibióticos y se aplican pesticidas y plaguicidas. En consecuencia, su producción provoca un impacto ambiental negativo y su consumo implica un potencial riesgo para la salud humana.
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