Un diálogo entre el artista uruguayo y el renacentista Tintoretto

Latente, de Eduardo Cardozo, junto a Elisa Valerio y Álvaro Zinno, representará a Uruguay en la Bienal de Venecia

El proyecto inmersivo, rico en materiales y de un concepto profundo, vestirá el pabellón de Uruguay en la muestra internacional, que comienza el 20 de abril y va hasta el 24 de noviembre
Publicado el 10.04.2024  - 8 minutos
imagen de Latente, de Eduardo Cardozo, junto a Elisa Valerio y Álvaro Zinno, representará a Uruguay en la Bienal de Venecia

Álvaro Zinno, Eduardo Cardozo y Elisa Valerio. Foto: Federika Odriozola

Por Sofía Supervielle Villalba
@so.fiasofia

El artista llegó el 12 de marzo, junto con el también artista Álvaro Zinno y colaborador del proyecto, a la ciudad de los canales, para comenzar el montaje de su obra, proceso que sigue en marcha y del que no tiene permitido mostrar ni una pizca del detrás de escena. Tintoretto­, artista veneciano renacentista, es admirado por Cardozo y es el centro del proyecto, el envío oficial del Ministerio de Educación y Cultura, para vestir el pabellón uruguayo en la nueva edición de la exposición. “El montaje está en marcha, y al ver cómo va quedando la obra en el espacio, hay que tomar nuevas decisiones, definir cosas que van surgiendo”, cuenta del otro lado del teléfono. 

Latente está conformado por tres etapas: “El desnudo”, “Las vestiduras” y “El velo”, que juntas conforman una obra inmersiva. Rico en materiales y en profundidad, el proyecto trata de un diálogo entre dos pintores a la distancia: el uruguayo Cardozo y el veneciano Tintoretto.

<em>Latente está conformado, en parte, por las paredes del taller de Cardozo, que el equipo trasladó a Venecia. Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Latente está conformado, en parte, por las paredes del taller de Cardozo, que el equipo trasladó a Venecia. Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

<em>Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

Todos somos un otro. La 60ª Muestra Internacional de Arte Bienal de Venecia tendrá lugar del sábado 20 de abril al domingo 24 de noviembre de 2024, con una preinauguración los días 17, 18 y 19 de abril. Este año será comisariada —dirigida— por el brasileño Adriano Pedrosa. El director del Museo de Arte de San Pablo (MASP) se convierte así en el primer latinoamericano, y además basado en el hemisferio sur, en ocupar tal puesto en la bienal italiana. Cada año, la persona encargada de comisionar la muestra internacional es responsable de seleccionar la temática que atravesará cada obra expuesta. The Milk of Dreams (La leche de los sueños), novela de la inglesa-mexicana Leonora Carrington, le dio título a la bienal anterior, la del 2022, aludiendo a todo lo surrealista, fantástico y al poder de transformación que tienen las cosas y las personas; tal como lo explicó en su momento la curadora de esa edición, la italiana Cecilia Alemani. Los artistas visuales Gerardo Goldwasser y Pablo Uribe, junto con la curadora Laura Malosetti Costa, fueron quienes vistieron el pabellón uruguayo en esa ocasión

Con alrededor de 60 países participantes, la temática de este año es Stranieri Ovunque-Foreigners­ Everywhere (Extranjeros en todas partes). La frase tiene origen en una serie de obras iniciadas en 2004 por el colectivo Claire Fontaine, nacido en París y radicado en Palermo­, Italia, tal como se puede leer en la página oficial de la bienal. Las obras escultóricas son de colores neón, y en ellas se lee “Extranjeros­ en todas partes”, en distintos idiomas­. La frase proviene, al mismo tiempo, del nombre de un colectivo de Turín que luchó contra el racismo y la xenofobia en Italia a principios de los años 2000.

<em>Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

“La expresión stranieri ovunque tiene varios significados”, explica Adriano Pedrosa en la misma página. “En primer lugar, dondequiera que vayas y estés encontrarás extranjeros: ellos/nosotros estamos en todas partes. En segundo lugar, que no importa dónde te encuentres, siempre eres verdaderamente, y en el fondo, un extranjero”. El brasileño aclara así la temática que podría englobar varios temas “que están sobre el tapete actualmente”, tal como agrega la curadora uruguaya Elisa Valerio, que trabajó codo a codo con Cardozo y Zinno para desarrollar Latente. “Las migraciones, los problemas de derechos humanos, los problemas de LGBTQ+, los problemas de minorías pueden entrar”, explica Valerio, que además de colaborar con distintas instituciones nacionales, como el MACA o el Museo José Gurvich, también es coordinadora de la feria Este Arte. “Si bien Eduardo no es un artista que trate estos temas en específico, pensamos un concepto relacionado a la extranjería para la bienal; desde un lugar filosófico, abstracto. Al trabajar pensamos en la idea de que todos somos un otro de alguien. Somos un otro cuando cambiamos de contexto. Yo acá soy una, pero si me voy a Asia, soy otra. Con Latente jugamos un poco con esa idea. El proyecto tiene una mirada positiva, no estigmatizante o prejuiciosa”, concluye. 

<em>Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

<em>Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

Conexión con Tintoretto. Latente se trata de una instalación conformada por tres partes. Por un lado, “El desnudo”, que expone la pared del taller de Cardozo, trasladada a Venecia por medio de la técnica del stacco (técnica de arranque de la superficie cromática de una pintura mural, con la que se consigue separar la película que forma la pintura del rebozado del muro posterior donde se encuentra). En segundo lugar, “El velo”, que cuelga en medio de la sala. Liviana y traslúcida, la tela está compuesta de los retazos de liencillo utilizados para embalar las paredes del taller del artista en su traslado, y separa la primera de la tercera parte. Por último, se presenta “Las vestiduras”, la versión de Cardozo, abstracta y textil, de la pintura El Paraíso (1588) de Tintoretto.

<em>Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

“Lo que hice fue trabajar sobre la idea de bienvenida”, comenta el artista. “Los humanos tenemos esa capacidad, la de dar la bienvenida a otra persona. Uno puede abordar ese tema desde varios lugares y el tema de la inmigración, uno muy patente en este momento, es trabajado por muchos artistas. Yo quería trabajar sobre algo más vinculado a una experiencia propia”. El artista se imaginó que Tintoretto le daba la bienvenida en Venecia, así como un amigo cercano podría recibirlo en el extranjero. Con esa idea en mente, Cardozo decidió llevar parte de su taller —la pared, ni más ni menos— para exponer y que, de forma metafórica, Tintoretto lo conozca. “Arrancamos la pared y la armamos en un gran muro que hicimos acá (en Venecia)”, explica. “Fue una especie de desarraigo, viví cierto proceso porque arrancar esas paredes es arrancar un poco de historia”, cuenta sobre llevar algo tan grande de su intimidad al otro lado del Atlántico para que otros lo conozcan. “Mi taller siempre está abierto, les doy la bienvenida a todos que visiten, pasan muchos amigos míos y otra gente viene a mostrarme su obra”. 

<em>Las vestiduras son la tercera parte de la obra, que representa la versión de Cardozo de la pintura El Paraíso, del veneciano Tintoretto. Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Las vestiduras son la tercera parte de la obra, que representa la versión de Cardozo de la pintura El Paraíso, del veneciano Tintoretto. Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

Las telas que conforman la tercera parte del proyecto representan las vestiduras que los incontables personajes lucen en la pintura El Paraíso. Expuesta en el Museo Thyssen-Bornemisza, el cuadro de 174,5 × 494 cm tiene como foco la Coronación de la Virgen y fue restaurada en 2012. Esa restauración se realizó a la vista del público, como una performance artística, en una de las salas del museo madrileño. “Encontré una conexión entre esa restauración y las ideas de extranjerismo, desnudez y encuentro”, comenta el artista. “Cuando se restaura una obra, se le aplican rayos x, y se fotografía con luz infrarroja y ultravioleta. De esa forma se puede ver todo lo que se esconde en la pintura, como los errores, por así decirlo, o antiguas versiones de la misma. Al investigar sobre la restauración, aprendí que en El Paraíso los personajes, hoy vestidos, estaban previamente desnudos. Ese cambio me motivó”. El paralelismo fue lo que impulsó a Cardozo a llevar su taller a Venecia, así como la obra del veneciano descansa en Madrid y fue desnudada frente al público, y a representar su versión de El Paraíso con la ayuda de las restauradoras Mechtild Endhardt y Claudia Frigerio. 

<em>Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS</em>

Foto: Nicolás Celaya, ADHOCFOTOS

El velo que acompaña al taller del artista y a las vestiduras busca representar “la transición entre la desnudez de las paredes del taller y la vestidura de los personajes de Tintoretto”, escribe Elisa en el texto curatorial. “Es, a su vez, un obstáculo en el encuentro entre estos artistas y su obra. Nos propone un juego de seducción entre las otras dos piezas. Casi como si se tratase de un cortejo, estos retazos nos permiten ir desentramando las diferentes piezas, que se van develando bajo una luz difusa”. 

De esta manera, íntima y conceptual, es que Uruguay, uno de los tres países latinoamericanos que cuentan con su propio pabellón en la bienal, participa de la muestra de arte con mayor renombre en el mundo entero. 

Cultura
2024-04-10T14:47:00

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