Alto diseño
En Miami, un apartamento de la década del 70 encontró su nuevo estilo
El juego de colores sutiles de la renovación apuntó a integrar el exterior con el interior
@gabrielapallares
El desafío de renovar radicalmente un departamento de 180 metros cuadrados en Coconut Grove (Miami), mientras su clienta estaba instalada allí y ella, en plena pandemia, recluida en Bahamas, no frenó a Ania Agardy de hacer una obra que terminó sorprendiendo a todos por sus resultados.
Sin grandes sobresaltos, durante más del año que duró la obra, la diseñadora de interiores se las ingenió para armar un nuevo hábitat a imagen y semejanza de su clienta, una contadora de espíritu alegre, muy detallista y buscadora del equilibrio. Había comprado este departamento, construido a fines de los 70 en una isla privada, en mal estado pero con un enorme potencial. Ania supo desde el minuto cero que había que aplicar cirugía mayor: cambiar todas las instalaciones, tirar paredes para integrar la cocina al estar-comedor, sustituir los pisos, renovar los dos baños; todas medidas esenciales para poder desplegar ese nuevo universo que quería lograr. “Estaba deteriorado, era de baja calidad. Había que volar todo”, grafica.
Nacida en Polonia, donde vivió hasta los 10 años, Ania Agardy pasó largas temporadas en Buenos Aires, Punta del Este, Miami y su última base, Bahamas. Su sello está presente en obras que realizó en todos estos lugares que habitó, y aún más: actualmente está decorando un piso en Tribeca (Nueva York).
Ania, además, es una especie única de diseñadora de interiores que plasma su vida tan cosmopolita en los hábitats que concibe: imágenes de belleza que va atesorando, un conocimiento profundo de nuevas culturas y ese entrenamiento que exige adaptarse a nuevas realidades de la mejor manera posible. Esa capacidad de disfrutar de lo que la vida le presenta también forma parte de su ADN. Respetuosa de la opinión de los otros, le gusta escuchar los gustos y las necesidades de cada cliente, sin atarse a una tendencia. Más allá del estilo que aplique —y maneja varios con maestría—, Ania dice que es esencial lograr espacios donde reine la armonía, la tranquilidad, la serenidad, condimentos necesarios en estos tiempos acelerados que vivimos.
Además, es experta en los preceptos del feng shui, milenario sistema filosófico chino basado en el habitar consciente y armónico del espacio. “Ayuda mucho a equilibrar energéticamente usando los cinco elementos: fuego, tierra, metal, madera y agua. Trato de aplicarlo siempre en mis proyectos, es una parte esencial de cómo logro armonizar los espacios. Por ejemplo, en el dormitorio, la cama tiene que estar mirando a la puerta, pero en forma indirecta. También evito el número cuatro porque es sinónimo de muerte en la cultura china”, detalla.
Otra de las claves para armonizar el espacio surgió a partir de una manera particular que tiene de trabajar. “Este es mi secreto: siempre tomo como punto de partida la integración del exterior con el interior. La ventana funciona como un cuadro: cuando miro afuera, lo de afuera entra en el interior. Yo veo el mar y veo esos colores, y evito, naturalmente, los colores que desarmonizan, como el rojo, que no se integra con el exterior”.
En este departamento, con dos dormitorios en suite (el segundo cumple también la función de home office) apostó principalmente por usar tonos sutiles. “La tendencia de diseño interior en Miami es monocromática en su esencia, así que fui dando identidad y calidez al espacio utilizando capas de colores: hago muchas, y dentro de las mismas gamas, usé el taupe (una combinación de gris y beige con tintes marrones) en cinco tonos. Cuanto más saturado, más cálido es. Después, agregamos el negro para darle acentos un poco vanguardistas, el mostaza, que representa al sol, y los tonos de la tierra, que siempre armonizan con lo que ves afuera. No te podés equivocar: es la paleta más fácil para trabajar”.
Gran acierto también fue la transformación que le aplicó al acceso, colocando una pared hecha con pilares de madera fina que logran una línea divisoria muy sutil. “La entrada al departamento daba a un plano abierto que integra cocina, comedor y living. Todo se mezclaba con todo, y ¿cómo vas a estar comiendo en el comedor mirando la puerta de entrada? Esos pilares dejan pasar la luz: ves que hay algo detrás y dividen sin perder la amplitud del espacio abierto. Fue lo último que se colocó ya que, al principio, hubo mucha oposición a esa idea que para mí era la más importante y suma alto diseño al espacio. A veces hay que hacer este ejercicio con el cliente: como interioristas, nuestro trabajo es guiarlos y ayudarlos a visualizar el espacio con las ideas que proponemos. Logré convencerla y le encantó como quedó”.
Queda claro que a veces solo hace falta arriesgar un poco para obtener mejores resultados.
Fotos: cortesía de Supress Agency
Publicado el 21.06.2023
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