Violencia de género

Yo maté para no morir

Publicado el 08.03.2020  - 17 minutos
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Por Leonel García

"Lo maté porque me estaba golpeando. Lo maté porque me iba a matar". Así recibió Gabriela (39) a la Policía en su casa, en San Martín y Luis Alberto de Herrera; a la misma Policía que ella había llamado. Minutos antes, ese tremendo domingo 23 de setiembre de 2018, había matado de tres disparos con una Glock semiautomática a su marido, Richard (42). "Los voy a picar a todos", fueron sus últimas palabras que ella sabía que las iba a transformar en hechos. Era su esposo desde el año anterior y su pareja desde hacía 12. En algún momento se transformó en el peor carcelero, verdugo y torturador de ella, de los hijos que ella tenía de una relación anterior y del hijo de ambos. Él, integrante de la banda Los Chingas según la prensa que cubrió el caso, la insultaba, la golpeaba y la aislaba. El infierno que vivían, escondido detrás de la fachada de una familia normal, en una vivienda con barbacoa, mesa de pool, lujos varios y seguridades reforzadas, podía desencadenarse ante cualquier excusa. En esta última y fatal ocasión, la chispa fue la brutal granizada que el día anterior cayó sobre Montevideo y dañó severamente el techo de su auto. Tan nervioso y tan descontrolado quedó Richard por esa situación que al día siguiente se descargó a piñazo limpio en el rostro de su mujer.

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