Inversiones en ganado

Productores rurales desde la ciudad

La inversión en ganado es una opción que muchos jóvenes eligen desde hace tiempo para poner a trabajar sus ahorros, y la cantidad de empresas financieras que ofrecen este servicio se ha multiplicado
Publicado el 16.09.2021  - 13 minutos

Bolsa, cryptomonedas, cheques, hipotecas, inmuebles, tierra, depósitos bancarios, bonos del gobierno, son muchos los instrumentos de inversión, tantos que a veces logran avasallar al novato que busca la mejor opción para ingresar en este mundo. Una de ellas es la inversión en ganado. La posibilidad de empezar con montos que van desde los 5.000 dólares ha abierto las puertas de este negocio a cientos de inversores sin experiencia. Es uno de los mecanismos de inversión en economía real que está presente hace más tiempo en Uruguay y, exceptuando casos puntuales, las empresas dedicadas a este negocio siempre han cumplido sus compromisos, lo que hace que sean considerados una opción segura. A todo esto hay que agregarle el peso social que el ganado tiene en Uruguay. Así lo explica Rodrigo Álvarez, creador de Neurona Financiera, un proyecto que busca mejorar la economía de las personas a través de la educación en finanzas personales, y co-fundador de Club del Inversor, una comunidad con más de 500 socios que pretende democratizar las inversiones. “Cuando uno se mete en el camino de la inversión, y, en particular, cuando no viene de una familia en la que todo el mundo invierte, lo que más cuesta es la primera vez, porque es antinatural entregar a alguien el dinero que tanto trabajo te costó ahorrar”, explica Álvarez. “En esas primeras experiencias está bueno tener cierto grado de seguridad y ahí es donde juegan estos mecanismos que dan seguridad por el respaldo, por el track record, por la historia que muestra que hasta ahora en su mayoría todos vienen pagando. Empresas como Conexión Ganadera, Portfolio Ganadero, Zambrano & Cía., República Ganadera hace muchos años que están y vienen pagando, entonces brindan esa seguridad a la primera inversión”, agrega. Es por ese motivo que el especialista considera que este mecanismo ha tomado tanta fuerza, especialmente entre los inversionistas novatos. Además de la historia de cumplimiento, que evidentemente da confianza, Álvarez hace hincapié en la cercanía con el medio de inversión y la posibilidad de estar a una llamada de distancia dentro de un país en el que “nos conocemos todos” como factores que estimulan el negocio. Estas características se enmarcan dentro de un contexto de aumento en el interés en las inversiones en general, pues algunas de la opciones financieras más comunes entre los uruguayos, como los bonos de gobierno y los depósitos bancarios, tienen bajos rendimientos desde hace unos años, algo que se ha acentuado con la pandemia, y por las políticas monetarias expansivas de las economías avanzadas, que provocan que las tasas de interés en el mundo se encuentren en niveles bajos. Otro punto a favor para este tipo de negocios es que la empresa inversora se encarga de todas las decisiones y el inversor no necesita tener conocimientos sobre producción ganadera. No solo para gente de campo. “El 95% de nuestros inversores no es gente de campo sino gente de ciudad”, dice el director de República Ganadera, Nicolás Jasidakis. “Ellos no saben de este negocio, lo que saben es que la ganadería es segura, que da determinado rendimiento y que las empresas trabajamos de la manera que lo hacemos”, señala. “El 90% de los inversores no están para estar arriba del negocio, tienen su trabajo y la mayoría ni te pregunta cómo hacés esto. Lo que al inversor le interesa es estar seguro de que va a cobrar determinada renta, pero si lo hacemos con una vaca, un toro o un ternero, la verdad que no les cambia mucho. Nosotros le contamos porque la idea es que entiendan un poco y bajarles el campo a tierra”, continúa. Gustavo Basso, director de Conexión Ganadera, que comenzó con las inversiones en ganado hace 22 años, cuenta que en su experiencia el involucramiento depende de cada inversor y que están los que les encanta ver el ganado y les da satisfacción poder ir a acompañar en una jornada de trabajo, ver el animal y tocarlo. “He descubierto que realmente es apasionante porque quien se va involucrando con el tema va adquiriendo mayor interés y pensando en su propio desarrollo, tanto en ser productores como en arrendar un predio para tener su propio ganado”, señala. Sin embargo, coincide en que son una minoría; la enorme mayoría nunca conoce a los animales. Jasidakis, que inició el negocio en 2010, en pleno crecimiento del stock ganadero del Uruguay, junto con su primo Mauro Mussio, explica que en lo productivo las empresas trabajan de forma similar, ya que la ganadería tiene un ciclo que hay que cumplir y “no hay muchas diferencias para inventar”. En el trabajo con los inversores sí que hay distintas formas de encarar el asunto. Se puede hacer dos tipos de negocio, renta fija o renta variable. Como lo indica su nombre, en las inversiones que ofrecen una renta fija el inversor sabe cuánto va a obtener y en qué plazo, mientras que en las inversiones con renta variable el inversor tiene claro el plazo pero el porcentaje de rentabilidad va a depender de las ganancias que se generen. “Hay una regla en el mundo de las inversiones que dice que cuando uno es joven le conviene más invertir en instrumentos de renta variable, como las acciones, por ejemplo, que producen más ganancia en el largo plazo pero en el corto plazo tienen más volatilidad. En contraposición está la renta fija, en la que entran muchos de los bonos ganaderos, en la que se paga un porcentaje previamente acordado”, explica Álvarez. La recomendación es que mientras más joven se es más riesgos se debe asumir y eso va a traer aparejado mayores beneficios en el largo plazo. Sin embargo, el especialista admite que la decisión de en qué tipo de instrumento invertir depende mucho del perfil de cada persona, la confianza y su grado de experiencia en el mundo de las inversiones. Jasidakis señala que el perfil ideal para este tipo de inversiones es la persona que no conoce de campo o está teniendo sus primeros acercamientos, ya que aquellos que conocen el negocio van a preferir producir por su cuenta, porque las rentabilidades van a ser mejores. “Nosotros hacemos todo el trabajo pero se paga fijo, eso significa que si un día el negocio no está funcionando, la empresa tendrá que hacerse responsable y pagar lo acordado”, señala. En tanto, Gerardo Zambrano, director de la empresa de servicios agropecuarios Zambrano & Cía., explica que en el caso de la compañía que lidera fundamentalmente las inversiones son con renta variable. “Nosotros aseguramos un 3% de renta mínima anual, no lo asegura la empresa sino el negocio que involucra al dueño del campo o a quien trabaja el ganado y al inversor dueño de los ganados. El inversor normalmente va por modalidades de renta variable con la expectativa de que el negocio genere determinada rentabilidad, que va a depender del momento del mercado y el manejo del tema. Tenemos un simulador donde se estima una renta, que no se asegura, pero que brinda una orientación de lo que esperar si las condicionantes del negocio se dan de determinada manera. Yo creo que parte del atractivo del negocio es la posibilidad de tener una renta superior a una renta fija”, asegura. “Hay una garantía total porque el ganado queda a nombre del inversor con marca propia, hay un seguimiento a través de la página del crecimiento que va teniendo el ganado o de los kilos que va aumentando, en fin hay todo un sistema muy garantizado en la parte ganadera, porque también tenemos un modelo agrícola que es distinto porque funciona con renta fija. El beneficio que le vemos es que Uruguay es un país netamente agroexportador, productor de alimentos en un mundo que lo demanda y que nosotros tenemos un conocimiento del mercado en todos los rubros, con una larga trayectoria en el país y todo ese combo de cosas ha hecho que pudiéramos poner la herramienta a disposición de inversores con muy buenos resultados”, concluye Zambrano, y admite que la herramienta lo seduce personalmente porque siempre tuvo la inquietud de mostrar el campo a la gente de ciudad de una manera distinta, ya que el conocimiento de los citadinos sobre el agro resulta muy escaso. El momento de los jóvenes. Diego tiene 32 años y a pesar de haber vivido toda su vida en Montevideo y tener pocos vínculos con el campo, hace algunos años que es productor rural. Tiene animales a su nombre anotados en el Ministerio de Ganadería y ya ha cobrado rentabilidad sobre el dinero que invirtió en varias oportunidades. Como buen inversor, no tiene todos los huevos en la misma canasta, ha experimentado con otros mecanismos y ha trabajado con dos de las empresas más representativas del sector ganadero. Trabaja como programador y se enteró de la posibilidad de inversión de boca de un compañero de trabajo. “Es la forma más fácil de invertir y la más conocida en Uruguay, además de la bolsa. En Uruguay no hay muchas cosas que te den tan buen rendimiento, rinde más que comprarte un apartamento y alquilarlo. Supongo que por eso es bastante popular”, dice. “Podés invertir y tener la propiedad del ganado, en ese caso sos el dueño de las vacas, o tenés la opción, con inversiones menores, de darle la plata a la empresa y que ellos hagan el negocio pero sin tener el respaldo del ganado”, señala. Con la simplicidad de alguien externo al rubro explica que cada empresa tiene modalidades distintas. “Está el que se dedica a reproducir el ganado y generar más vaquitas, el que compra flaco y engorda, el que compra vaquillonas preñadas”, explica Diego, y añade: “Y te dejan ir al campo a ver a las vacas, eso te da seguridad”. El principal cliente de Conexión Ganadera es el inversor joven en cuanto a número de personas, pero en cuanto a capital siguen siendo los inversores más experimentados. Eso se explica porque el monto promedio de inversión de los jóvenes es de entre 25.000 y 30.000 dólares, mientras que el promedio para los inversores senior, por decirlo de alguna forma, es de entre 50.000 y 60.000 dólares. A grandes rasgos, los porcentajes de rentabilidad que se ofrecen en los métodos de renta fija que hoy en día son los mecanismos más populares en Uruguay, rondan en una rentabilidad de entre 8 % y 10 %, dependiendo de los montos invertidos. “En el producto de 8% de rentabilidad, que es a dos años y se entra con entre 5.000 y 15.000 dólares, los que están ingresando con 5.000 no generan un gran volumen de capital para la empresa pero sí generan un volumen grande de inversores”, cuenta Jasidakis. “Del total de nuestra cartera, casi 15% son inversores de montos chicos y es ahí donde se encuentran principalmente los jóvenes. Tenemos muchos ingenieros, arquitectos, médicos, gente ordenada que piensa a futuro. Es como que se ha puesto de moda invertir. Por ejemplo, el perfil de inversor del producto de 5.000 dólares es un ingeniero recién recibido, viviendo con sus padres, trabajando muy bien y con buena capacidad de ahorro”, explica el responsable de República Ganadera. El director de Conexión Ganadera coincide en que el perfil de los inversionistas jóvenes está asociado al rubro del software y de la programación, aunque admite que no todos provienen específicamente de ese rubro. “Están posicionados ya en una actividad que les da la capacidad de ahorro y de diversificación de inversiones”, señala. “Yo creo que hay diversificación, no creo que estos jóvenes solo inviertan en ganado, nadie está con un monoproducto concentrando todo el riesgo de sus ahorros. El ganado ocupa para ellos un porcentaje que puede ser de un 5%, un 10% o un 15% de sus ahorros”. Inversión es igual a riesgo. ¿Qué pasa si mañana viene una enfermedad letal para el ganado? Muchos se preguntan por los riesgos y quienes trabajan en el rubro coinciden en que no existen las inversiones cero riesgo. “Que nos haya ido muy bien en estos 22 años y que tengamos un historial muy favorable no significa que asegura o garantiza el futuro, eso es algo que uno como formador de opinión tiene que transmitir para que todo el mundo esté en su justa posición, porque es muy fácil vender un producto de cero riesgo pero estaríamos falseando la información”, explica Basso. “Cada inversor tiene su autonomía de decisión y por ende tiene que hacerlo donde se sienta más cómodo. Este negocio, como todos, no puede hacer perder calidad de vida al inversor, tiene que generar la confianza necesaria para que aquel que entre al negocio lo siga consciente de la realidad del negocio. Creo que un equilibrio de diversificación es totalmente válido, además el uruguayo es muy previsible en su característica de ser conservador, de ser alguien que no quiere arriesgar. Por supuesto que hay excepciones, tengo gente que me dice: ‘A mí no me vengas con un negocio de plata fija, a mí me gusta que me corra la sangre’”. Crece la oferta. El aumento de la demanda implica que usualmente las empresas tienen lista de espera para ingresar al negocio. Es el caso de Conexión Ganadera, Basso explica que aunque les gustaría satisfacer la inquietud de todos, tienen una lista de espera de inversores porque no tienen la capacidad de absorber el capital ofrecido. En cuanto al boom de nuevas empresas, Basso considera que es algo positivo porque da la posibilidad no solo de competir sino de mejorar el servicio y expresar mejor lo que uno ofrece. Zambrano, por su lado, opina que el aumento en la cantidad de empresas que brindan este servicio se da porque el inversor está ávido en probar la herramienta . También en ganado ovino. Además del ganado bovino muchos productores se dedican a la industria del ganado ovino y allí también hay posibilidades de inversión. Gerardo Basso explica que la empresa que fundó junto con Pablo Carrasco, que fue la primera en dedicarse a inversiones en ganado en Uruguay, apoya proyectos de inversión ovina que están desarrollándose actualmente con fuerte impulso, sobre todo para predios pequeños en donde se logran buenos resultados en cuanto a producción de carne y a retorno de rentabilidad. Explica que la industria está acompañando y eso permite generar una cadena muy efectiva. El porcentaje del negocio que significan estas inversiones “viene creciendo pero todavía es muy pequeño”, está en proceso de desarrollo. Es un buen momento para la carne ovina a nivel internacional, ya que los proveedores son pocos, lo que abre posibilidades interesantes a futuro. Se manejan todo tipo de razas pero fundamentalmente las carniceras, y los montos mínimos de inversión son los mismos que para el mercado bovino. Algunos, como República Ganadera, no ofrecen la posibilidad de invertir en ovejas porque para la producción de ovinos no es obligatoria la trazabilidad. “Yo les puedo dar la propiedad de los animales a los inversores pero se genera una dificultad si quieren ir al campo a ver sus ovejas, porque supongamos que tienen 100 en una majada de 2.000. El inversor va a tener una mala experiencia porque no va a encontrarlas o va a tener un trabajo de locos para hacerlo”, asegura Jasidakis.

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