Su excelencia, Hugo

Hugo Fattoruso, el hombre de las manos mágicas

Publicado el 27.11.2019  - 29 minutos
Por Leonel García

Al 25 de diciembre de 1992 surgían como hongos los videoclubes en Montevideo. Uno de ellos era el Eros, que funcionaba en Joaquín Requena entre Charrúa y Guaná, y que era un punto de encuentro de los gurises de la zona. Esa madrugada de Navidad, frente a ese negocio se instaló un precario escenario, corazón del baile callejero con que festejaban los vecinos del barrio, ahí donde Cordón se fusiona con el Parque Rodó. Lo que no había por entonces eran celulares con cámara; apenas sí había celulares en Uruguay. Solo así se explica por qué no hay registros del acontecimiento de esa noche, tarde, pero inolvidable para los que lo vieron.

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