UNA CASA CON HISTORIA
La Ibérica inaugura un impactante showroom en su local de Ciudad Vieja por sus 130 años
Innovar sin perder identidad. Esa es la premisa que sigue La Ibérica desde que su fundador, Guillermo Lockhart, instaló el primer local en el corazón de la Ciudad Vieja en 1892. Desde ese entonces, la compañía familiar fue pasando de generación en generación, transformando su modelo de negocio y adaptándose a las tendencias sin perder el carácter de sus orígenes: acercar al público uruguayo una selecta curaduría de productos para el hogar importados y locales.
Bajo la actual dirección en manos de la tercera y cuarta generación de la familia, La Ibérica está cumpliendo 130 años y para celebrarlo inauguró un showroom ubicado en una antigua casa refaccionada, lindera a su tradicional local de Rincón 711 entre Ciudadela y Juncal. Con esta apuesta, la empresa busca honrar sus raíces dando nuevos usos a una arquitectura centenaria y seguir afianzando su vínculo con una zona de gran valor patrimonial pero con dinámicas de tráfico muy particulares.
En el showroom se presenta una selección de productos combinados entre sí para recrear distintos ambientes de una casa. La locación escogida es una verdadera joya arquitectónica con altísimas puertas de madera maciza, escaleras y columnas en mármol, yesería artesanal y claraboyas de hierro. La historia de esta casa convive con muebles modernos y diseños de vanguardia, en un nuevo formato de exhibición para los productos, especialmente los de mayor escala.
Asumir estos desafíos parecería ser más estimulante en el día a día para recibir a clientes en un entorno de infinita inspiración que dialoga a la perfección con los valores de la marca. “Tenemos la convicción de que valorizar lo antiguo tiene sus frutos”, comenta Ema Delgado Lockhart, bisnieta del fundador y directora de La Ibérica, junto con su hermana Paula.
Uno de los logros de la cuarta generación fue iniciar a la empresa en el camino de la digitalización a través de la presencia en redes sociales, la venta por WhatsApp y el desarrollo de una tienda online con 5.000 productos. Ello requirió, entre otros factores, la creación de nombres de fantasía para los artículos, la generación de una narrativa diferencial y un gran despliegue de fotografía de piezas, realizada ahora in house, para dar mayor celeridad al ingreso de productos en la web.
“Para nosotros, la tienda online es una tienda más, así la concebimos”, responde Ema cuando es consultada sobre la posibilidad de abrir sucursales. Aunque no lo descarta, es defensora de un crecimiento sólido. Ese canal online supuso en los últimos meses entre el 11% y el 17% de las ventas totales (medición que no incluye las ventas realizadas por WhatsApp, que cada vez tienen mayor relevancia).
Por supuesto, también debieron transitar una pandemia que puso en jaque al rubro comercial. “Las primeras semanas sentimos una responsabilidad enorme. Mientras manejaba a la oficina se me caían las lágrimas preguntándome si nos tocaría a nosotras ser la generación en la que se fuera a desmoronar el negocio familiar después de 130 años”, recuerda su directora. Sin embargo, tras el impacto inicial, las ventas online se dispararon y se probó el acierto de la apuesta en ese canal. Luego llegaría la inversión de un centro logístico con software de control de stocks diseñado a medida.
La digitalización de la marca y la virtualidad que la pandemia instaló permitió a sus directoras reforzar el vínculo con su amplia lista de proveedores. “Trabajamos sobre una base que llevó años construir; muchos de ellos son también segunda o tercera generación”, explica Ema en referencia a los emprendedores y artesanos que los abastecen con un mix de productos nacionales e internacionales. Además de visitar mercados y ferias de distintos países, ellas valoran muy especialmente la posibilidad de personalización de cada producto, de manera que sea auténtico, original y único.
La trascendencia de La Ibérica, desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, se apoya en un modelo de negocio flexible, capaz de adaptarse a las necesidades del mercado en el transcurso de los años. Con pasos firmes y seguros, la última generación de este legado familiar centenario continúa innovando hacia nuevos caminos que entrelazan perspectivas modernas rescatando el valor de lo tradicional.
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