¿Todavía un tabú?
Fantasías sexuales: ellas aún sienten culpa por tener esos pensamientos
Las fantasías suelen tener un componente prohibido; usualmente, no coinciden con las creencias o el sistema de valores del autor de esas fantasías, de ahí el temor o la vergüenza que existe muchas veces de compartirlas. Sin embargo, son un recurso erótico válido que ayuda a desencadenar la respuesta sexual.
"Si es tan bueno en la cama, ¿por qué ella está pensando en todas estas locuras en vez de pensar en él?", le preguntó un editor a Nancy Friday cuando presentó el proyecto de un posible libro sobre fantasías sexuales femeninas. Se refería a una anécdota puntual, y se refería a todas. Corría el año 1973 y Friday se había propuesto investigar el tema a fondo. Había publicado un aviso en varios diarios y revistas que llegaban a diferentes públicos -"Fantasías sexuales femeninas se solicitan para una investigadora seria. Anonimato garantizado"- y había recibido cientos de cartas en respuesta. Friday las recopiló, las organizó y las publicó en un libro que terminó publicándose con el título Mi jardín secreto, un libro revolucionario para su época y que se lee como si se hubiera editado ayer.
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