SOLO QUIERO DORMIR
El insomnio es la patología de sueño más frecuente en el mundo, y afecta más a las mujeres
Hay ocasiones en las que algo tan gratificante como dormir se puede transformar en dramático. Poco importa que se cambie de posición, que se vuelva al libro que quedó sobre la mesa de luz, o que se intente leer algo en el celular: la noche avanza y el sueño no aparece.
Querer dormir y no poder hacerlo es frustrante. La impotencia de ver cómo los minutos se convierten en horas puede resultar desesperante. Un ruido exterior que rompe la calma nocturna, un ronquido de la persona que duerme al lado, las ganas de ir al baño, o simplemente el abrir los ojos cuando deberían estar cerrados pueden ser el desencadenante de una tortuosa vigilia. Si es una noche, vaya y pase, pero cuando la situación se repite con el correr de los días termina convirtiéndose en un problema.
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