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Vida sexual

El curioso origen de los vibradores

Publicado el 31.07.2020  - 10 minutos
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Por Florencia Pujadas

Hace un tiempo, y casi por casualidad, en un convento de París se encontró un objeto con la forma y el tamaño semejante a un pene real. El peculiar descubrimiento estaba escondido en el relleno de un sillón, era de marfil y tenía un pequeño émbolo donde se colocaba un líquido para simular una eyaculación. El hallazgo no tenía doble lectura: en el convento había un (mal llamado) consolador. Y era uno muy particular. Aunque es difícil precisar la fecha, se estima que fue creado en París en el siglo XVII y es el más antiguo del que se tiene registro. Los investigadores no han podido concluir con qué líquido se rellenaba el émbolo, ni quiénes lo utilizaban (aunque se sospecha, claro, de las monjas), pero poco importan estos datos en la anécdota, que muestra la ironía de la historia del vibrador. A pesar de que en el convento fuera -quién sabe- utilizado con fines sexuales, este aparato fue patentado por un médico para aliviar dolores corporales, se vendía por catálogo y tuvo un largo camino antes de encontrarse en sex shops y se convirtiera en símbolo de placer. Hicieron falta décadas de movimientos, fraudes, prohibiciones y cambios culturales para que se consolide como el juguete sexual por excelencia.

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