Senior living

Economía plateada: elegir cómo y dónde vivir después de los 60

Publicado el 07.06.2023  - 13 minutos
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Por Milene Breito Pistón
@mileneb_

En los tiempos que corren la segregación de la tercera edad, excluyéndola a sus ámbitos propios, ya no tiene lugar. Hoy los 60, la edad de vislumbrar el retiro, son los nuevos 40, y hay toda una nueva generación de adultos mayores que ganó en calidad de vida y para la cual radicarse en una casa residencial no es una opción. 

Lo que faltan son alternativas que contemplen a esta nueva tercera edad no dependiente, liberada de responsabilidades, con mucho tiempo libre pero productiva, enfocada en la realización personal y llena de ganas de vivir. 

Con ellos surge una nueva oportunidad para la industria inmobiliaria y de construcción: el senior living, una propuesta de vivienda pensada o adaptada al plus 60 autosuficiente; bien iluminada, funcional, accesible, tecnológica y sostenible, con amenities y confort, que cuide los valores de diseño y la calidad de los espacios así como la integración con la naturaleza.

La dificultad de propuestas como estas está en el esfuerzo por no seguir estigmatizando y escondiendo una vejez digna de los ojos de toda la sociedad. En este sentido el foco está puesto en el concepto de intergeneracionalidad; es decir, que al adulto mayor no se lo agrupe exclusivamente con otros adultos mayores y pueda compartir y aprender de otras generaciones y viceversa. 

Países europeos como Italia y España son pioneros dentro de este nuevo mercado, que en Uruguay se encuentra en alza; dos de cada 10 personas son mayores de 60 años y se estima que en 25 años el 28% de la población va a ser sexagenaria. Así lo presenta la coordinadora del programa Pensar en Grande de Endeavor, Sofía Scarone. 

Cada marzo, Pensar en Grande abre una convocatoria a nuevos proyectos y emprendimientos pensados para el adulto mayor. Este año, de los 200 presentados solamente cuatro, menos del 1%, estaban destinados al rubro inmobiliario. El problema, señala Scarone, es que los proyectos pensados para vivienda necesitan de una visión integral, desde arquitectos, pasando por contadores, hasta médicos y, por ende, la inversión es muy grande. “Lo ideal es que alguna de las constructoras se apodere de este mercado” para erradicar la “desconexión” entre la alta demanda y la poca oferta. “Después de uno o dos pioneros visibles, la cosa va a empezar a crecer porque es una tendencia mundial”, señaló Scarone; “el país está generando proyectos”.

Hogar dulce hogar. Como todo en Uruguay, el buen o mal pasar de la tercera edad responde a una cuestión de recursos. Aproximadamente a un 15% de los mayores de 65 años no les alcanzan sus ingresos para una buena calidad de vida, por lo que recurren a préstamos con altas tasas de interés, muy difíciles de pagar.

En el centro diurno Gervital se promueve la autonomía y el disfrute social.

En el centro diurno Gervital se promueve la autonomía y el disfrute social.

NudaProp, uno de los cuatro proyectos apoyados por Pensar en Grande, detectó este problema y propuso una solución financiera para dos mercados diferentes: el adulto mayor, que busca mejorar su calidad de vida sin recurrir al endeudamiento, y el joven inversor, que no necesita ocupar un inmueble hoy, pero puede adquirir uno a un precio mucho menor —entre 30% y 70% menos que el valor de mercado normal— a través de una renta vitalicia o usufructo a la posteridad. A través de la plataforma cualquier persona plus 60 puede transferir, con un contrato de por medio, la titularidad de su propiedad sin perder el derecho de uso, es decir sin mudarse, y cobrando una renta mensual previamente pactada por las dos partes para sostener su estilo de vida mientras habite la casa. Esto se denomina nuda propiedad.

Desde la altura de los muebles hasta la forma de los pomos de las puertas se convierten en algo a atender a partir de cierta edad, por lo que no todas las casas resultan funcionales ni están provistas de lo que necesita un adulto mayor. Sin embargo, gran parte de esta población sigue negándose a abandonar su hogar y la independencia que le provee. Para ellos se desarrolló el concepto de los centros de día; lugares con instalaciones especializadas para la tercera edad autoválida o con dependencia de leve a moderada, que al final del día prefieren volver a dormir a su cama.

Estos centros están equipados y pensados con un fin terapéutico y ocioso. Gervital, otra de las propuestas de Pensar en Grande, es uno de estos centros diurnos gerontológicos que promueve la calidad de vida, autonomía, disfrute personal y social de los plus 60 con actividades que se adaptan a las personas, y no viceversa. De 10 a 18 horas, los diferentes  itinerarios abarcan desde gerontogimnasia, psicomotricidad, rehabilitación física y terapia ocupacional, hasta talleres de tecnología, cocina, huerta, música y arte. Gervital cuenta con servicios de enfermería, higiene, aseo y estética personal, planes de alimentación y nutrición, asesoramiento a las familias y transporte. 

Moderno. Para los adultos mayores que todavía prefieren optar por la casa propia, hay proyectos inmobiliarios que se proponen como una opción de vivienda interesante por sus comodidades extra sin necesidad de estar exclusivamente dirigidas a este público. En un plazo de alrededor de seis meses, Kopel Sánchez estará lanzando su proyecto Ficus; dos torres gemelas, una sobre Luis Alberto de Herrera y la otra sobre la calle Roletti, que ocupan 3.000 m2 con terrazas amplias pensadas para el esparcimiento y un entorno verde, con la presencia de un ficus de más de 100 años que da el nombre al proyecto.

En el proyecto Ficus de Kopel Sánchez, además de amenities “más convencionales” habrá rampas y ascensores camilleros.

En el proyecto Ficus de Kopel Sánchez, además de amenities “más convencionales” habrá rampas y ascensores camilleros.

Aunque la zona es céntrica, rodeada de servicios, las torres contarán con su propio perímetro comercial, empezando por un centro wellness —al que también pueden suscribirse personas que no habitan en Ficus— con sala de masajes, piscina termal, saunas, servicio de rehabilitación y atención médica, que se concederán a empresas especializadas, pensando además en incluir clases de yoga y entrenamiento funcional. También cuenta con dos locales comerciales que se proyectan como minimercado autoservicio y cafetería/restaurante con la idea de que tanto los adultos mayores como los jóvenes que no tienen tiempo de cocinar puedan “resolver” allí el almuerzo o la cena.

Los edificios, además de amenities “más convencionales” como una zona cowork, playroom barbacoa/salón y lavadero, cuentan con rampas y ascensores camilleros. Son “completamente accesibles” según contó su cofundador, Fabián Kopel, a Galería, pero están pensados para ser habitados por personas de todas las edades porque “la convivencia es intergeneracional”. Si bien todo el perímetro está rodeado por una reja y custodiado por garitas de seguridad, durante el día los predios verdes se abren para transformarse en un espacio semipúblico, con área de juegos para niños y lugar para sentarse. 

Además, el área de estacionamiento va a ser parquizada y se verá como un gran jardín circular alrededor del edificio, con un circuito de caminata, patín o bicicleta de 250 metros. El precio de cada unidad se ubica entre lo que cuesta un residencial de la tercera edad y un alquiler normal, según Kopel.

Retiro compartido. De la mano de las propuestas de senior living se encuentra el cohousing senior, es decir, un agrupamiento de comunidades de adultos mayores con el propósito de generar un espacio para vivir pensado en la vejez activa, sin ignorar los espacios necesarios para momentos de mayor dependencia. Así es otra de las propuestas apoyadas por Pensar en Grande: la precooperativa Carpe Diem, inspirada en los cohousings europeos, que surgió de la idea de envejecer entre colegas.

“¡Qué bueno sería que tuviéramos un terrenito y viviéramos todos juntos!”, habrán pensado los integrantes de cualquier grupo de amigos alguna vez. Pero esa idea es “muy muy grande” para plasmarla en una realidad; “implica ver muchos aspectos, no solo comprar el terrenito; es encontrar la estructura jurídica… Ahí va entrando más y más gente para respaldarte en todo lo que vas a invertir”, explicó Luis Sancho, secretario de Carpe Diem, quien entiende que cuando uno comienza a tener dificultades para vivir solo “la familia no siempre puede ocuparse de la persona mayor“, y “ahí es cuando hay que recurrir a que lo hagan otros”. 

Ahora, si el adulto mayor ya vive “en conjunto”, con una serie de personas que eligió y con las que comparte “algo”, ese problema estaría resuelto. Desde un punto de vista habitacional, de infraestructuras, Carpe Diem busca llenar la necesidad de un sexagenario que no necesita estar en un residencial pero al que tampoco le satisface una vivienda convencional. Y desde una visión social, el adulto mayor tendrá la posibilidad de hacer otras actividades compartidas y desarrollarse en un entorno donde se sienta cómodo. 

Sancho explicó a Galería que la propiedad es de la cooperativa —que existe gracias al apoyo de la incubadora de emprendimientos Incubacoop, una institución pensada en el acompañamiento de la creación de nuevas experiencias cooperativas— , donde todos son socios con un determinado capital dedicado a la obtención y construcción del terreno, la casa y todas sus instalaciones, para que cuando el conjunto esté construido puedan usufructuarlo. 

El proyecto pasó por el análisis de educadores, abogados y especialistas en las áreas de salud, economía y arquitectura, hasta llegar a la etapa de “expansión” actual. El proceso hoy se encuentra en la firma de la titulación de un terreno de seis hectáreas sobre la avenida Luis Batlle Berres, a unos kilómetros de Santiago Vázquez, pensado para la construcción de una estructura que reunirá 30 alojamientos —con capacidad para una o dos personas por habitación— en dos plantas comunicadas por rampas y espacios comunes. 

El cohousing apunta a la reducción de los espacios privados para que las zonas compartidas como la cocina y comedores, parrillero, gimnasio, lavadero, biblioteca, sala de juegos y salones multipropósito se amplíen y cobren más relevancia. “La idea es que los alojamientos se compartan con la pareja, familia o amigos que decidan vivir de esa forma. Es decir, no vamos a imponer compartir alojamientos”, adelantó Sancho. 

Para la parte exterior se proyecta un garaje, zona de huertas y piscina, en principio abierta. Un tema fundamental para Sancho es la financiación de todo el complejo: “Nosotros no somos un grupo con grandes capitales, pero hay socios que tienen un ahorro previo, otros que van a tener que vender su vivienda para completar el monto de la inversión… Pero yo puedo vender mi casa solo cuando me pueda mudar a la nueva. Entonces va a haber un período en el cual vamos a requerir del mercado del crédito”. La propuesta, aunque está en etapa de concreción, sigue siendo un desafío. Se espera que para 2026 Carpe Diem ya se pueda ocupar.

Otra opción de cohousing plus 60, ya algo más consolidada desde lo económico, es la idea de La Buonora & Asociados. A partir de convertir una de las torres de Cala del Yacht en un edificio para el coliving, se apunta a “generar una especie de club o espacio para pasar el rato, para estar con todos los que viven en el emprendimiento”, explicó Mauricio La Buonora, socio director de la empresa de desarrollos. Para La Buonora, calidad de vida y entretenimiento van de la mano. 

También tienen pensado el desarrollo de un cohousing al estilo “barrio jardín” de 189 casas en terrenos de 500 m2, a solo 15 minutos de Montevideo, proyectado para el diseño verde, y cultivar una huerta propia en Huertas de los Horneros. 

En Huertas de los Horneros de la Buonora & Asociados se planifica el desarrollo de un cohousing plus 60.

En Huertas de los Horneros de la Buonora & Asociados se planifica el desarrollo de un cohousing plus 60.

Cualquiera de los dos proyectos no tiene fecha definida —aunque La Buonora asegura que al menos uno saldría este año—, pero sí concepto. “Es para mayores de 60 con necesidad de actividad. La idea es generar unidades justas y áreas de esparcimiento grandes”, explicó, con bar, mesas de cartas, televisión, “minicine”. También habrá una guardia de primeros auxilios a modo de facilitar una respuesta médica ante cualquier situación, pero la intención es que no sea una casa asistencial.

Como “hay un montón de gente divorciada a esa edad” es que La Buonora también pone el énfasis en generar amistades, relaciones. Viendo a sus propios padres entiende este tipo de ofertas como una necesidad, que “se va a empezar a ganar un lugar en el mercado”.

Más lejos de la ciudad. Para aquellas opciones de senior living que se proponen en clave verde, lo ideal es alejarse lo más posible de la capital. El este, como marca, hace años que está cambiando de forma: del destino favorito del turismo interno y opción de segunda residencia a desarrollar su propia infraestructura residencial y de servicios. Y a una ciudad en pleno crecimiento nada le conviene más que abocarse a un mercado con las mismas características.

Nunca dejará de haber mayores de 60, y muchos quieren vivir cerca del mar. En vistas de esto es que Hugo Marquez Dutra pensó en la reconversión de la actividad hotelera de Los Naranjos, fundada por su familia en 2012, hacia una forma de cohousing para “envejecer activamente” entre amigos que vislumbran a corto y mediano plazo su retiro. 

Aprovechando el microclima entre las sierras y la playa, está diseñado para personas mayores de 50 años con independencia económica, pero que valoran la importancia de la comunidad y las responsabilidades que conlleva vivir en grupo. 

Son 25 casas de campo a lo largo de cinco hectáreas en el balneario Solís, con áreas comunes cerradas y abiertas, campus deportivo, piscina, caballeriza, jardines, huertas y árboles frutales. Todo el complejo se proyecta como autosustentable en cuanto al uso de energías limpias y renovables con paneles solares, y un correcto tratamiento de aguas y residuos.

Hoy el proyecto se encuentra en la búsqueda de inversores para desarrollarse. Habría por lo menos tres opciones de vivienda, diseño y precio. En todas estas propuestas aparece lo que Scarone señala como medular en cualquier tendencia de senior living: que contemple la accesibilidad, es decir, que estén pensadas para una sola planta o, de lo contrario, su diseño cuente con ascensores camilleros y evite las escaleras mediante el uso de rampas, con pasamanos, y un suelo construido con materiales antideslizantes; que cuente con atención médica ágil y salas adecuadas que no evoquen las de un hospital; que se piense desde la sustentabilidad y sume servicios de recolección de residuos responsables; que tenga espacios destinados a la actividad y acondicionamiento físico como piscinas o circuitos de caminata, y por último, que apueste a la intergeneracionalidad, para que esta etapa de la vida sea compartida y el buen pasar en la vejez visible para todos.

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