GALERÍA | Revista Semanal

El ritual de visitar una librería debe ser de los más íntimos que existe. Entrar y ver un tsunami de libros. No saber por dónde empezar a mirar o buscar. Observar y tocar tapas de libros. Hacer silencio. Por alguna razón no hablamos, o susurramos, cuando estamos en una librería. Quizás se debe al respeto por los demás, que leen las primeras páginas de alguna novela o ensayo. O quizá por respeto hacia los libros, que posan como reyes en estanterías de piso a techo, o en mesas. Algunos hasta se encuentran en pedestales, si son best sellers. Están los adultos, es decir, los que ya tienen encima varias ediciones, y los jóvenes, que acaban de ver la luz.