Galería de selfies
Cómo los celulares transformaron la manera en la que consumimos arte
Hoy es casi impensable ir a un museo y no sacar una foto para subir a las redes sociales. Y eso no es necesariamente algo malo.
"...Y ahora van a tener unos minutos para sacar fotos". Con esa frase finalizaban la explicación de cada una de las obras los guías de Liminal, la retrospectiva de Leandro Erlich en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Enseguida, los visitantes -que escuchaban la descripción celular en mano- abrían la aplicación de la cámara, apurándose para tomar la mayor cantidad de fotografías posible hasta que los obligaran a moverse a la siguiente obra. De esta manera, a los pocos días de la apertura, Instagram se llenó de fotos de La piscina, el Nido de Nubes y El aula. Tal vez, esa intención que había declarado Erlich con sus obras de "cuestionar lo cotidiano y rever aquello que estamos tan acostumbrados a ver" se perdió en el camino, cuando las obras se convirtieron en uno de los escenarios más vistos y codiciados a la vez de las redes sociales. Sea cual fuera el motivo que llevó a los visitantes al museo, la muestra cerró a fines de octubre con 240.000 visitantes, lo que la convirtió en la más taquillera en la historia del Malba.
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