Pintar bigotes a Las meninas

Columna. Por Carmen Posadas

Publicado el 01.05.2019  - 5 minutos
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"Su excelencia morirá de viruela o en el cadalso" -le dijo un día el primer ministro inglés William Gladstone a su predecesor, Benjamin Disraeli. "Eso dependerá" -respondió Disraeli sin despeinarse- "de si abrazo a su amante o abrazo sus principios". La frase ha sido atribuida también a otros políticos, como Charles James Fox o el conde de Sandwich, pero sea de quien sea, es una de mis respuestas bordes favoritas, porque requiere rapidez mental, economía en el lenguaje y dominio del noble arte de dejar KO al adversario con contundencia pero con elegancia. Es cierto que los ingleses son (casi) imbatibles en fintas verbales, pero los españoles tenemos nuestros ejemplos más que notables, como cierto encuentro callejero entre Jacinto Benavente y el entonces celebérrimo periodista y escritor El Caballero Audaz. Cuentan que ambos, que no se tenían precisamente simpatía, caminaban, rumbo a la colisión, por la misma y desportillada acera en la que no había sitio para dos personas cuando, al llegar a la altura de Benavente, El Caballero Audaz, brazos en jarra, va y le suelta: "¡Yo no cedo el paso a maricones!", a lo que don Jacinto, haciendo una suave reverencia, replicó: "Pues yo sí".

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