Ejemplo montevideano

De hotel a cowork: el cambio de uso inmobiliario en tiempos de transformación digital

Publicado el 02.11.2022  - 7 minutos
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Fotos: Limón fotografía.

Por Gabriela Pallares
@gabrielapallares

No solo las oficinas se están adaptando a formas de trabajo nuevas y flexibles y a una fuerza laboral cada vez más móvil. Dos años de pandemia generando restricciones han impactado en la industria hotelera, lo que obligó a muchas empresas del sector a reinventarse, ir por otras porciones de mercado y ofrecer nuevas experiencias. Un camino fue convertirse en espacios de cowork modernos y vibrantes.

Algo de contexto internacional. El Hotel Wythe, en Williamsburg, Brooklyn, de 70 habitaciones, ubicado en uno de los barrios más populares de Nueva York, tras poner las instalaciones al servicio del personal sanitario de la ciudad durante la cuarentena, ha convertido un piso del edificio en 13 oficinas, tipo loft para hasta cuatro personas cada una, a partir de 200 dólares al día. Incluye terraza privada, servicio de habitación y el concepto de hospitalidad de hotel boutique llevado al ambiente de trabajo. Sin embargo, no es el único que ha optado por esta reconfiguración, que no solo es formal o funcional, sino que implica un nuevo modelo de negocios.

El hotel Virgin en Chicago cuenta con un modelo de membresía mensual para su espacio de cowork, el Virgin Commons Club, que incluye un bar, salas de reuniones privadas, bebidas gratuitas, una biblioteca, wifi e impresión inalámbrica. El vestíbulo del Ace Hotel en Nueva York atrae a coworkers con tiendas, mesas comunitarias y un bar que sirve café Stumptown y brownies.

Estos espacios están diseñados para atraer no solo a ejecutivos de negocios internacionales de alto vuelo que buscan un lugar tranquilo para responder correos electrónicos. A medida que más compañías adoptan políticas de trabajo flexibles y las empresas nuevas y autónomas representan una mayor proporción de la fuerza laboral, la demanda crece en lugares que permiten a las personas realizar sus tareas en un entorno social diverso y crear un sentido de comunidad.

Un nuevo lobby de hotel. El vestíbulo de un hotel es una zona privilegiada para transformarse en un espacio de coworking. Los hoteles obtienen ingresos adicionales durante los periodos tradicionalmente tranquilos de la mañana y la tarde, y las personas que buscan un lugar para trabajar obtienen muebles cómodos, tomas de corriente, wifi gratis y comida y bebida fácilmente disponibles. Algunos pioneros del lobby de hotel como lugar de trabajo, como el Ace Hotel, no cobran una tarifa a los coworkers. Estos operadores ven la ventaja del negocio para hacerlo: alienta el tráfico a los bares y puestos de café en el sitio, al tiempo que fomentan la “conciencia de marca”. En otras palabras, es probable que alguien que trabaje en el lobby del hotel Ace de la ciudad de Nueva York y tenga una experiencia positiva, pueda reservar un día su estadía en el hotel Ace en Shoreditch, Londres, por ejemplo.

El modelo de pagar para quedarse. Sin embargo, no todos los hoteles ofrecen espacio gratis. Algunos operadores han monetizado espacios amigables con el trabajo en un modelo que es más parecido al coworking tradicional. En Nest, un espacio de trabajo compartido en el Hotel Tryp by Wyndham en Dubái, los coworkers que pagan pueden usar el gimnasio, nadar en la piscina y tomar café de manera ilimitada, mientras interactúan en un ambiente elegante de trabajo flexible. Otros especialmente dirigidos a público joven están utilizando sus espacios para atraer a los “nómadas digitales” como huéspedes del hotel. Están también los que optan por estimular el uso de estos espacios en la franja horaria de 9 a 19 horas arrendando a empresas que lo demandan en forma estable (pero que han disminuido parte de su infraestructura) y de 19 a 9 horas como hotel, optimizando las instalaciones y el personal destinado a las mismas.

El desafío del sector. Si bien el coworking ciertamente está creciendo en popularidad, no es el movimiento natural para todos los hoteles ni se trata solo de proporcionar wifi y sillones cómodos o ambientes cool. Todos los componentes correctos deben estar en su lugar y contemplar necesidades cruzadas, desde espacios privados hasta una conexión a Internet potente. Debe crearse una atmósfera animada para huéspedes que no trabajan y una pacífica para aquellos que intentan una llamada a distancia o una presentación en Power Point. Todo lo relacionado con la tecnología es fundamental: debe haber la misma conexión a Internet de calidad que estaría disponible en un edificio de oficinas Clase A.

Un ejemplo montevideano. El piso 1 del ex Hotel Sheraton, donde funcionaba su ballroom, ha sido convertido en el nuevo edificio Sinergia Faro. Concebido con áreas comunes que tienen que funcionar a lo largo de todo el día, debía ofrecer distintas actividades y posibilidades a los usuarios que complementaran el funcionamiento de oficinas de las empresas que fueran ocupando los distintos niveles. El planteo funcional solicitado a los profesionales que estaban a cargo del proyecto fue: preparación de comida y comedor para 300 personas; puestos de trabajo flexibles que puedan utilizarse en cualquier momento del día, incluyendo lugares para intercambio de ideas y reuniones; espacios de trabajo formales como salas de reuniones y phone booths; áreas de esparcimiento y recreación.

Durante seis meses, los estudios de arquitectura IEZ y Kibó —a cargo de la dirección creativa y el proyecto ejecutivo—, con Mara Márquez al frente del diseño de interior, trabajaron para cumplir las metas planteadas. Debido a la complejidad del proyecto, se trabajó en distintas dimensiones en las que el Departamento de Arquitectura de Sinergia hacía devoluciones y sugerencias para llegar al producto final.

A nivel funcional, para estructurar una planta libre de 1.000 metros cuadrados, se partió de dos nodos articuladores que concentran dos de las funciones programáticas más importantes. Uno de ellos es la gastronomía, que involucra una cocina con varias islas de preparado de alimentos y un café como un lugar experimental que puede adquirir distintas funciones. Este espacio puede ofrecer una propuesta gastronómica exclusiva para las oficinas, convertirse en una barra para eventos o en cocina abierta para clases de gastronomía, entre otras posibilidades.

El segundo nodo estructurador es una plataforma elevada en el centro del espacio, que busca ser la zona de trabajo flexible, a la que se sumó la posibilidad de convertirse en soporte para eventos y contenidos como conferencias, charlas, proyección de películas y otras actividades que tienen en su agenda.

El espacio se proyectó durante la pandemia, por lo que se tomaron en cuenta distintos aspectos que buscan consolidar una modalidad de trabajo híbrida entre el home office y la presencialidad, basados en el concepto de wellness o bienestar integral. Con este objetivo, se incorporó vegetación para propiciar la biofilia o sentido de conexión con la naturaleza, un concepto que se aplica en todo el edificio.

La mejora de la productividad está asociada a valorar los momentos de dispersión, de encuentro y vínculo con otras personas, por lo que el ambiente debe ser atractivo y con un diseño cuidado que genere ese bienestar en todo su recorrido.

Mirando el pasado pero con una visión de futuro en el que Sinergia se proyecta e imagina, se creó una estética que denominaron “retrofuturista” en tanto que se inspira en el art déco como corriente que conjugaba imágenes del pasado con las innovaciones del momento.

En cuanto a los materiales, se usaron bronces, mármoles, como el mármol marrón emperador del propio edificio, que fue reutilizado para diseñar las mesas de comedor y la barra de café, telas velvet rosa, beige y verde en gran parte del mobiliario, terrazos, microcementos, mallas metálicas y maderas.

Se diseñó un cielorraso inspirado en los encasetonados tradicionales que había para generar uno contemporáneo con efectos de iluminación.

El mobiliario se realizó casi todo a medida, reutilizando piezas preexistentes y retapizando otras, como por ejemplo, las sillas que equipaban el Sheraton.

La reconversión parece ser una condición necesaria en esta era digital pospandémica y la capacidad de volver a configurar el espacio para darle nuevos y variados usos está dentro de esa lógica, de la mano de la reformulación de los modelos de negocios. Trabajar en un hotel u hospedarse en un espacio corporativo son combinaciones que vienen dando resultado.


Arquitectura, innovación y diseño
2022-11-02T13:09:00