Debate sobre la laicidad

Cercanías non sanctas: el vínculo entre gobierno y religión

Publicado el 14.03.2020  - 15 minutos
Por Leonel García

El 1º de marzo de 1911, ante la Asamblea General que funcionaba en el Cabildo de Montevideo, el entrante presidente José Batlle y Ordoñez juraba su cargo. Atendiendo a la Constitución, que databa de 1830, lo hizo "por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios". Justo él, un reconocido ateo que en 1892, siendo diputado, mocionó para quitar los términos religiosos de esa misma ceremonia en la que participaba por segunda vez. Enseguida retiró la mano de la Biblia y se dirigió a los legisladores: "Permitidme que, llenado el requisito constitucional, para mí sin valor, a que acabo de dar cumplimiento, exprese en otra forma el compromiso solemne que contraigo en este instante. Juro por mi honor de hombre y de ciudadano que la justicia, el progreso y el bien de la República, realizados dentro de un estricto cumplimiento de la ley, inspirará mi más grande y perenne anhelo de gobernante".

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